Opinión
Verdad histórica frente a Memoria «democrática»
En Barbastro mañana se inaugura, y se clausura el domingo, la X edición de las «Jornadas Martiriales». La organiza la Asociación de Amigos de los Mártires de Barbastro-Monzón y el Museo de los Mártires Claretianos de Barbastro, con un plantel de ponentes de muy acreditada autoridad y solvencia en la materia. Es un elenco de primerísimo nivel, siendo el director de las jornadas el historiador Martín Ibarra Benlloch, Doctor en Historia, profesor universitario y autor de numerosas obras, de ellas la más reciente «Barbastro, una diócesis mártir (1931-1939)», extraordinario testimonio del genocidio religioso llevado a cabo allí.
El horror se incrementa a medida que se profundiza en el estudio de la persecución religiosa llevada a cabo durante la II República y la Guerra Civil por socialistas, comunistas y anarquistas unidos en una criminal coalición de odio hacia cuanto significara cristianismo. En paralelo, con la información que va saliendo a la luz, se cae en la cuenta de que para que esta trágica realidad se conozca debidamente, ha tenido que gobernar la actual izquierda frentepopulista, virtual sucesora política de aquella de la época republicana, que fue la promotora o encubridora de aquellos tenebrosos sucesos.
La ley, primero de memoria «histórica» y ahora «democrática», ha provocado la aplicación del principio físico de acción/reacción, así como el teológico de que «no hay mal que por bien no venga». Lo cierto es que durante la Transición se quisieron sepultar trincheras que pudieran todavía subsistir abiertas desde la Guerra Civil para mirar juntos hacia un futuro en paz, concordia y libertad, priorizando lo que unía a los españoles sobre lo que pudiera enfrentarles con heridas abiertas de aquellos años. Bien es cierto que en 1975 para gran parte de los españoles, estas heridas estaban en su gran mayoría sepultadas en la reconciliación y en el olvido, aunque ahora se pretenda afirmar lo contrario.
Esa persecución religiosa en España ha sido considerada la mayor de la Historia de la Iglesia, superior en términos absolutos o relativos a las padecidas por los cristianos con Diocleciano, la Revolución Francesa, la Cristera de México, o la bolchevique con la ortodoxia rusa. Dentro de esa tragedia general, Barbastro ocupa un lugar destacado, del que la obra mencionada es un impresionante testimonio. Si el actual Frente Popular sanchista quiere «deconstruir» la verdad histórica para inventarse una a la medida de sus predecesores frentepopulistas, deberían saber que la verdad prevalecerá. Porque ella se impone por sí misma por la fortaleza de sus principios y porque, además, «nos hace libres» al alejarnos de la miseria de la mentira.
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