Opinión

Nuevo y desconocido Orden Mundial

Cuando lean estas líneas ya tendremos una idea cierta o muy aproximada del resultado del «midterm» en los EEUU, convertido de hecho en unas primarias para Donad Trump y en el principio del fin de Joe Biden, cualquiera que sea el resultado. Solo faltará conocer si tendrá una retirada plácida de La Casa Blanca o una dura y desapacible, según sea el escrutinio final en las Cámaras del Congreso. Cuando fue proclamado el ticket electoral para las pasadas elecciones presidenciales de 2020, la estrategia prevista era que, para estas fechas, el presidente Biden renunciaría ante la evidente incapacidad derivada de su estado de salud, dando paso a su vicepresidenta Kamala Harris para la segunda mitad del mandato, y proyectarla desde la presidencia como próxima candidata demócrata en 2024. Sin embargo, su imagen, que a priori era rompedora y sugestiva para gran parte de su electorado –primera mujer presidenta y candidata, de color y del sector más a la izquierda del partido azul–, se ha desplomado desde los primeros meses de su sobrevenida visibilidad política, estando actualmente virtualmente desaparecida de la escena política. Esto ha dejado a los demócratas en clara situación de orfandad de liderazgo, teniendo que recurrir a Obama, e incluso a Bill Clinton, para paliarlo en esta campaña. Esta imprevista situación, con un partido republicano al alza –si se cumplen los sondeos– y un Trump virtual candidato con gran apoyo entre sus bases, define un escenario incierto para los dos próximos años, con la guerra en Ucrania camino ya de su noveno mes, sin ninguna perspectiva de solución negociada impulsada por Washington, carente de liderazgo global reconocido. Falta por ver la carta que el «deep state» norteamericano jugará en esta hipotética situación, ya que un Trump en este escenario no va a ser fácilmente controlable por quienes sin duda él ya conoce bien tras su paso por La Casa Blanca.

Tal día como hoy de hace 33 años –lo recordábamos ayer– se produjo un acontecimiento que dio por concluida la Guerra Fría entre las dos superpotencias surgidas de la Segunda Guerra Mundial, que conformaban el orden mundial establecido por ambas. La caída del Muro de Berlín y la subsiguiente desaparición de la URSS, alumbró un orden mundial unipolar y hegemónico de los EEUU, que algunos llegaron a creer sería definitivo por representar el fin de la historia. La situación de Ucrania –con Taiwán a la expectativa– está creando una crisis alimentaria y energética de dimensiones imprevisibles, que exige respuesta sin dilación. Hoy, como en 1989, se abre un nuevo tiempo, con un nuevo Orden Mundial todavía desconocido.