Pedro Sánchez
El sol de poniente y el himno de la derrota
«Mundial y malversación. ‘’Nos pasaron por encima y nos vencieron,/perdimos, perdimos, perdimos otra vez’'»
Nepomuceno de Alfa, coronel músico que perfeccionó sus conocimientos supervisado por Johan Sebastian Mastropiero, compuso para el insólito grupo musical Les Luthiers, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2017, la marcha «El sol asomaba en el poniente», también conocida como el «Himno de la derrota». Estrenada en una cena de camaradería del Batallón de Artes, Oficios y Logística, al mando del coronel de Cocina Lamberto Loplatto, algunos creyeron escucharla también el martes en el vestuario de la selección española, tras la patética derrota ante Marruecos. «Ya el sol se ocultaba en el poniente (...)/nos pasaron por encima y nos ganaron/nos dejaron en derrota./Perdimos, perdimos, perdimos/otra vez...». Nadie sabe si Luis Enrique, que todavía no ha dimitido, y Rubiales –presidente de la Federación–, que tampoco lo ha hecho ni lo hará, oyeron la música de fondo y entendieron la letra que resume la peripecia –más allá del espejismo ante Costa Rica– de un equipo que soñaba con serlo casi todo y se quedó en nada, en una aburrida sucesión de pases anodinos en medio de la nada del centro del campo, atrapado en la táctica anodina de un técnico antipático, perdedor y acaso ignaro de que «al vencedor se le perdonan hasta los más grandes defectos», que diría el Conde-Duque de Olivares.
La debacle futbolística coincidió, un 6 de diciembre, con la fiesta de la Constitución, ninguneada por «indepes», «nacionalistas» y «populistas» de todo tipo, incluidos los de Vox.
Día de luto para el fútbol y de vino y rosas para Junqueras, Rufián y ERC, porque Pedro Sánchez, en otro salto mortal, deslizó su predisposición a modificar el delito de malversación, siempre que eso beneficie a los «indepes» catalanes y o no a otros corruptos. Nadie sabe cómo puede hacerse eso, porque es legislar con nombre y apellidos, algo que no cabe en el ordenamiento jurídico, pero el inquilino de La Moncloa cree en la ingeniería jurídica creativa, disciplina prima de la contabilidad creativa y de legitimidad dudosa. Sánchez, así, celebró la Constitución con un movimiento que la hace crujir por los cuatro costados y que extiende del fútbol a la parte de la sociedad el sentimiento de «perdimos, perdimos, perdimos otra vez», que compuso Neponucemo de Alfa.
✕
Accede a tu cuenta para comentar