Salud

Estreptococo Pyogenes: un viejo conocido de los pediatras

Su tratamiento con beta-lactámicos tipo penicilina y derivados es muy eficaz

Javier Hernández González

La familia de los estreptococos constituye un grupo de bacterias conocidas en nuestro medio desde hace siglos. La nomenclatura streptococcus (estreptococos en español) deriva del griego y significa “grano trenzado o unido”, ya que durante la división celular estos cocos Gram + se doblan(streptos) a lo largo de un eje. Sin ser demasiado prolijos para no aburrir, las distintas clasificaciones como la establecida por la microbióloga norteamericana Rebecca Lancefield en 1933, atiende a tres características principales: propiedades serológicas, hemolíticas y bioquímicas.

Son muchas las especies de este género bacteriano, pero las que más nos interesan en nuestro medio son las siguientes:

-Estreptococos no-hemolíticos que raramente causan enfermedad

-Estreptococos alfa-hemolíticos que producen hemólisis incompleta y cuyos representantes más importantes son el estreptococo pneumoniae o neumococo que produce neumonías, otitis y meningitis en niños, el estreptococo mutans responsable de la caries y el estreptococo viridans productor de endocarditis.

-Estreptococos beta-hemolíticos que producen hemólisis completa. Dentro de estos y atendiendo a sus propiedades serológicas nos encontramos fundamentalmente los grupos A, B, C y D.

Los estreptococos beta-hemolíticos del Grupo B o agalactiae pueden causar meningitis y neumonías en el periodo neonatal. El Grupo C causa infecciones en la cabaña animal como el estreptococo equi y raramente afecta a los humanos. El Grupo D ha sido reclasificados en el género enterococcus y suelen producir patologías gastrointestinales, por lo general leves.

Esta introducción nos sirve para centrar la atención a la alerta surgida desde el Reino Unido y trasladada a España sobre un supuesto aumento en la incidencia de casos graves de infecciones producida por estreptococos beta-hemolíticos del Grupo A pyogenes, que vamos a desarrollar. Este microorganismo conocido como GAS por su acrónimo inglés, es muy frecuente en nuestro medio y es el principal causante de faringoamigdalitis bacteriana en menores de 12 años. Raramente produce cuadros cutáneos como la escarlatina, glomerulonefritis o fiebre reumática y muy excepcionalmente cuadros invasivos de sepsis, shock y muerte. Actualmente el diagnostico se hace en atención primaria con un prueba rápida y bastante fiable como es el Streptotest. Su tratamiento con beta-lactámicos tipo penicilina y derivados es sumamente eficaz.

¿Por qué debemos ocuparnos y no preocuparnos de las noticias que llegan desde Inglaterra y que tiene su correlato con las que hemos escuchado en los medios de comunicación españoles? Lo más importante es que tenemos un sólido sistema epidemiológico que ya está trabajando en profundidad para analizar estos casos. Así la Comunidad de Madrid hace un registro de todos los casos detectados y está a la espera de resultados concluyentes para, sin minusvalorar la situación, no alarmar a la población.

¿Qué debemos hacer como pediatras y también como ciudadanos? Siempre basarnos en el conocimiento científico. Muchas de las especies del estreptococo no son patógenas y forman parte de la flora saprofita de la piel, tracto respiratorio y digestivo colaborando con nuestro sistema inmune. Incluso el estreptococo thermophilus se usa en manufacturas de quesos y yogures.

Tenemos grandes profesionales de la salud pública y de la atención clínica y recursos sobrados para el diagnóstico y el tratamiento. Es cierto que la Pandemia de la Covid-19 ha impactado sobre la epidemiologia de muchas enfermedades, desde el cáncer a las enfermedades trasmisibles. Recientemente asistimos a casos de virus que producen graves enfermedades hepáticas en niños y actualmente sufrimos una “ola” importante de bronquiolitis. Ahora el pyogenes.

Como titula el artículo, los estreptococos son viejos/nuevos conocidos. Confiemos en las autoridades sanitarias, en nuestros grandes profesionales especialmente los pediatras y en un sistema de salud, que, a pesar de todo, funciona.

Javier Hernández es pediatra. Especialista en Gastroenterología y Nutrición Infantil. Profesor de Medicina en la Universidad