Reforma del Código Penal

Canela fina | Emiliano García-Page

«”No es tolerable pactar con delincuentes su propia condena”, ha dicho el socialista García-Page»

Emiliano García-Page es un socialista de pura cepa. Su biografía no admite dudas. Todavía adolescente militó de forma destacada en las Juventudes Socialistas. Alcalde de Toledo, senador, ocupó muy diversos puestos en la Junta de Castilla-La Mancha hasta alzarse con su liderazgo, siempre como miembro del PSOE, siempre en su condición de político socialista. Y precisamente por eso se ha opuesto de forma contundente a las concesiones de Pedro Sánchez en favor de los secesionistas catalanes. La amenaza de ser áridamente purgado, la incertidumbre de no salir en la foto, no han fragilizado su ideología socialista. Ha hecho frente al presidente de su partido con claridad y contundencia, si bien los diputados de su Autonomía se sometieron a la disciplina de voto.

García-Page le ha espetado a Sánchez para que no haya dudas: «No es tolerable pactar con delincuentes su propia condena». Coincide en su expresión con lo afirmado por Alfonso Guerra y por Felipe González, el más destacado hombre de Estado del siglo XX español. Y también con lo que ha escrito en La Razón un ministro del PP: «El infame espectáculo de negociar nada menos que el Código Penal con quienes fueron juzgados y condenados por el Tribunal Supremo en base a ese Código, para beneficiarles rebajando sus penas y que puedan presentarse a las próximas elecciones, no tiene nombre». Con tal de asegurarse los escaños secesionistas en el Congreso en esta legislatura y, eventualmente, en la próxima, Pedro Sánchez está dispuesto a todo. Incluso firmó los indultos de los delincuentes sin que éstos expresaran arrepentimiento sino todo lo contrario: aseguraron que volverían a hacer lo que motivó su condena, un golpe de Estado contra la unidad de España.

Bien, en fin, por García-Page. Como escribió Malraux: «nada hace más daño que la discrepancia desde dentro, sobre todo cuando el discrepante tiene razón». El presidente de Castilla-La Mancha exhibe más créditos que nadie como militante del PSOE, el gran partido descompuesto por la ambición de su actual líder. Tal vez no habría estado de más que el presidente manchego hubiera ordenado a sus diputados que votaran contra las concesiones de Sánchez a ERC, porque legislar «ad hominen» como ha dicho Alfonso Guerra, es «una forma de corrupción». Subrayo, en fin, las declaraciones de García-Page, cuando la clase política está expectante ante la actitud del Tribunal Constitucional.

Luis María Anson, de la Real Academia Española.