Política
Una tregua fugaz y los días de la basura
Habrá un dispendio orgiástico para ayudar a olvidar la sedición y la malversación y calmar a los «indepes», que volverán a hacerlo
Joaquín Sabina, al que ahora los más radicales –entre ellos algunos de los socios del Gobierno– han llegado a llamar «facha» por llevarles un mínimo la contraria, cantaba, con su voz rota y su pose estudiada de canalla, en «Y nos dieron las diez...» que «el otoño duró lo que tarda el llegar el invierno». La tregua navideña entre el PSOE y el PP y su coincidencia en aplaudir el mensaje del Rey de Nochebuena quizá dure lo que tarde Sánchez en arremeter contra Feijóo o viceversa. El orden de los factores no altera el producto. Es probable, salvo sorpresa, que la tregua expire esta misma mañana, víspera del día de los Inocentes, cuando el inquilino de la Moncloa haga su balance del año que, sin duda, será optimista, de autobombo y en el que culpará a la oposición de todo lo que no ha salido adelante o va mal. Es un clásico, gobierne quien gobierne, aunque los matices y los talantes personales marcan las diferencias. Luego, hasta la Pascua militar, el seis de enero, vacaciones políticas o los «días de la basura», dicho con todo el respeto, por la comparación con los minutos finales de un partido de baloncesto cuando el resultado ya está decidido.
Don Felipe, el día 24, en el que sus exégetas señalan como uno de sus mensajes más difíciles –quizá hasta el siguiente– advirtió de la división entre los ciudadanos, el deterioro de la convivencia y la erosión de las Instituciones. Esa noche todavía sonaban los ecos de las acusaciones mutuas, un par de días antes, entre Sánchez y Feijóo de poner en riesgo las Instituciones. Casi al mismo tiempo, María Eugenia Rodríguez Palop, profesora de filosofía del Derecho y eurodiputada de Unidas Podemos, aunque fue en sus listas como «independiente», escribía que «sustituir a unos jueces politizados por otros no suele servir de mucho», algo que a lo mejor no lo comparten Iglesias, Montero y Belarra, pero tampoco el presidente del Gobierno.
Sánchez cierra el año tras un consejo de Ministros en el que, incluida la bronca habitual con sus socios, habrá aprobado más teóricas ayudas, más gasto. Es el final de una etapa y el comienzo de lo mismo, porque 2023, está escrito y anunciado, será el gran año del gasto –dinero para votos– antes de unas elecciones inciertas. Los Presupuestos, publicados en el BOE el día de Nochebuena, parten de un gasto de 550.000 millones, sin incluir los 80.000 que se han pedido a la Unión Europea y habrá más. Un dispendio orgiástico también para ayudar a olvidar la sedición y la malversación y calmar a los «indepes», que volverán a hacerlo. Ahora, en los días de la basura, alguien imita a Sabina y tararea «la tregua duró...»
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