Política

Inocentes

De aquí a las elecciones muchos españoles habrán recibido el cheque de ayuda, pero otros verán cómo salen de la cárcel políticos condenados por corrupción

El día de los inocentes es hoy, pero en la víspera, Pedro Sánchez creyó que nos tomaría el pelo con ardor, bajando el IVA y susurrando palabras de amor. Oh, sí. Lo escuchaba, más bien, lo veía, porque cuando aparece Pedro da igual lo que pronuncie, uno se queda ensimismado en el centímetro que le ajusta la chaqueta: jamás un medio fue más el mensaje. Pedro dice con su traje más que el asterisco del discurso, a saber, el cheque, las subvenciones, el paradigma peronista tan de Yolanda Díaz que quiso ir a Buenos Aires a apoyar a la señora Kirchner y se quedó en un paréntesis entre Fene y Ferrol que es donde las meigas te cazan por exceso de velocidad. Brujas de la DGT, podrían quemarlas.

Pedro tiene miedo. Empleó demasiado tiempo en atacar al PP. Oh, sí, ahí se notó que el valiente se asusta. Si quieres desprestigiar al adversario es porque piensas que puede ganarte. Es la conclusión de este discurso. Sánchez siente el aliento en la nuca y, más que sostener el gobierno de la gente lo que teme es que la gente busque otro gobierno. El Ejecutivo se preguntará por qué llegado el momento el pueblo le dará la espalda por muchas cartas a los Reyes Magos que se hayan escrito y es porque no se puede empachar al personal con tantas leyes, tantas medidas, tanto estribillo. De aquí a las elecciones muchos españoles habrán recibido el cheque de ayuda, pero otros verán cómo salen de la cárcel políticos condenados por corrupción. Esa palabra que hace tan solo cinco años era el mal de España y hoy es relativa. La corrupción es relativa. Algunas merecen una moción de censura y otras el santo perdón, porque lo importante no es lo que se roba sino quién lo hace. Si fuera por robar, la mitad de la población reclusa estaría en la calle. Hay ladrones que tienen cara de buena persona, y otros, que padecen alguna enfermedad incurable. Que los políticos se muestren tan condescendientes con el señor Griñán me lleva a pensar que ellos se ven en ese papel en algún momento. Esa es otra historia. Pedro también se imagina en otro papel pero siempre de protagonista.