Seguros

Actuemos ahora para no lamentarnos en el futuro

Las aseguradoras deben usar la revolución tecnológica para buscar nuevos nichos de mercado y poner a disposición de clientes aquellos avances que les permita tener una experiencia segura, accesible y adaptada

Enrique Sanz Fernández-Lomana

El contexto macroeconómico comienza a afectar a todos los sectores del mercado. Las subidas de los tipos de interés en otoño de 2022 para combatir la inflación es la principal causa de la inestabilidad del sector asegurador y de la incertidumbre que rodea a los inversores.

Según la encuesta «Perspectivas España 2021», realizada por KPMG y la Conferencia Española de Organizaciones Empresariales, cinco de cada diez participantes consideran como buena o excelente la situación del sector asegurador. Un dato considerable que da pie a que expertos analicen el sector con perspectiva. La mayoría de los encuestados señalan que, con el cierre de 2022, las entidades aseguradoras recuperarán cifras pre-covid. Por lo tanto, nos encontramos en el momento adecuado para plantearnos qué desafíos debe enfrentar el sector asegurador a medio plazo, esquivando, en la medida de lo posible, la recesión prevista para los próximos meses.

Una recesión que, en términos teóricos, ya ha comenzado, aunque en España los últimos datos indican una leve mejoría. La tasa de inflación adelantada de diciembre reflejó un 5,8%, un porcentaje un punto porcentual más bajo que el IPC de noviembre. Mes a mes, los datos inflacionarios comienzan a dar un respiro.

La situación macroeconómica también ha afectado al sector asegurador. Por eso, la detección temprana de las consecuencias y la búsqueda anticipada de soluciones a la crisis económica resultan fundamentales para organizar las estrategias para 2023, articuladas por el compromiso tecnológico, medioambiental y social.

El escenario más inmediato del sector pasa por una revolución tecnológica completa: la digitalización es el reto más importante. En la citada encuesta, este ámbito es el más considerado: el 88% afirma que la transformación digital es la prioridad en sus estrategias corporativas en este nuevo año y el 78% indica que destinarán sus inversiones a nuevas herramientas tecnológicas como primera opción; en segundo lugar, el Big Data (75%) seguido de la inversión en ciberseguridad (49%); y, en cuarto lugar, la Inteligencia Artificial, con un 45%. Las dudas del pasado acerca de la pérdida de beneficios con la digitalización han quedado disipadas: a partir de ahora será una oportunidad.

La transformación tecnológica se puede aplicar a distintos ámbitos corporativos. Desde la implementación de nuevas herramientas de Inteligencia Artificial que aseguren el buen uso de los datos personales o certifiquen el traspaso de los mismos sin fugas, a servicios específicos para evitar ciberataques y establecer ambientes seguros de trabajo.

Por otro lado, las aseguradoras deben usar la revolución tecnológica para buscar nuevos nichos de mercado y poner a disposición de clientes aquellos avances que les permita tener una experiencia segura, accesible y adaptada. La demanda actual es la personalización de los productos que, además, incluya una flexibilidad en términos de tiempo y lugar y la posibilidad de manejar de forma rápida el capital asegurado, diversificarlo o contratar otros servicios. Por todo esto, la transformación digital es el principal reto que tienen por delante todas aquellas aseguradoras que quieran estar a la vanguardia.

En 2023, las previsiones mantienen otro de los grandes desafíos de este siglo: el cambio climático. La sostenibilidad empresarial debe significar el perfecto equilibrio entre desarrollo y compromiso medioambiental y social, y esto sólo puede lograrse estableciendo proyectos que sigan los criterios ESG para la correcta toma de decisiones corporativas, incluyendo la gestión de activos e inversiones. Uno de los principales deberes para el sector es la eliminación de costos innecesarios, prevenir la contaminación y utilizar energías renovables o limpias. Así lo marcan los ODS 8, 9 y 12 de la ONU.

Para lograr estos retos, el sector asegurador no debe de perder de vista algunos de los componentes sociales más importantes del país. Entre ellos, la reciente reforma de las pensiones, que prevé un cambio de estructura en la aportación para la jubilación. La última novedad propone destapar las cotizaciones en la pensión máxima en 30 años para reforzar la ‘hucha’ y lograr una pensión justa y digna. Pero el Sistema de Pensiones Público español es cada vez más insostenible según la pirámide poblacional se invierte. El sector asegurador tiene la responsabilidad de reorganizar sus productos y ofrecer una alternativa más fiable y rentable para todos aquellos que deseen un plan de pensiones privado.

Durante 2023, el sector se verá condicionado por la entrada en vigor de la nueva Norma Internacional de Información Financiera (IFRS 17) que persigue la transparencia financiera respecto a los beneficios y dividendos de cada compañía y que obligará a las entidades del sector a contar con un solo servicio contable para elaborar los informes, presentaciones y resultados anuales.

Con todo, las entidades aseguradoras no pueden dejar a un lado un contexto que, cada vez más, exige un cambio a todos los niveles, donde el eje central es la digitalización ramificada en la conciencia social. Si no lo hacemos, dentro de unos años lo lamentaremos.

Enrique Sanz Fernández-Lomana es presidente de Mutualidad de la Abogacía.