Terrorismo yihadista

Me duele el muerto

Por muy eficaces que resulten en el día a día los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, qué lentos somos en este país para hacer efectivas sólo el 8% de las órdenes de expulsión anuales

Muchos asuntos podríamos comentar hoy en este pequeño rincón de palabras. Ha sido la semana del escrache a Isabel Díaz Ayuso, justificado desde el ala izquierda del Gobierno, en un ejercicio de cinismo deplorable. Ha sido también la semana de los tanques Leopard que apenas nos sirven, pero que serán enviados a Ucrania para cubrir el expediente, diga lo que diga Podemos. Pero ahora mismo, por encima de todo, me duele el muerto, un vecino tan querido, tan llorado por los suyos. Me indigna el rostro satisfecho y macabro de su verdugo, en la comisaría. Me revuelve el temor de Algeciras, ciudad sabia del Sur, asentada desde siempre en la convivencia fructífera de nacionalidades y religiones. Me preocupa que un aparente lobo solitario, radicalizado en tiempo récord, okupa y con una orden de expulsión de España desde hace ya siete meses, lo haya tenido tan fácil para sembrar el terror. Y nos recuerde a todos, de paso, que somos una diana prioritaria para el terrorismo yihadista.

Qué prisa se ha dado Marruecos esta vez en señalar que el asesino tenía antecedentes psiquiátricos. Habrá que verificarlo, lo mismo que las amenazas que han trascendido en las redes sobre el ataque que estaba dispuesto a cometer este individuo en la ciudad que le acogió.

Por muy eficaces que resulten en el día a día los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, qué lentos somos en este país para hacer efectivas sólo el 8% de las órdenes de expulsión anuales. En este caso aún más, porque el terrorista no tenía antecedentes penales. Y porque nuestro vecino no colaboró, no llegó a reconocerle la nacionalidad marroquí, de modo que las autoridades españolas son las que tienen que acreditarlo, y eso lleva meses de papeleo y burocracia. Ya se sabe que Marruecos colabora según sople el viento político en la península.

Se supone que ahora volvemos a estar en una especie de luna de miel bilateral que se exhibirá dentro de unos días, en la cumbre de Rabat. Una cita de alto nivel que reunirá a una decena de ministros de ambas partes, con Pedro Sánchez liderando la delegación española. Convendría que nuestro Gobierno, además de sellar acuerdos económicos y comerciales con el reino alauí, incida en la necesidad de que se ejecuten repatriaciones inmediatas de esos marroquíes peligrosos que están en el radar de nuestra Policía, como Yassin Kanza. Les queremos fuera, cuanto antes. No es por racismo, es por seguridad. La necesitamos todos, incluidos los más de dos millones de musulmanes residentes en España que quieren vivir en paz, y que también sostienen esta sociedad.