Aunque moleste
Acabar con la guerra ya
La invasión, enquistada en fase de desgaste, se cobrará más vidas y destrucción, en una escalada militar al borde del abismo nuclear
Al cumplirse un año de la invasión rusa de Ucrania, la principal conclusión de algunos analistas es que el conflicto está enquistado y entramos en una fase de guerra larga, que se cobrará más vidas y destrucción, en una peligrosa escalada zombi al borde del abismo nuclear. Es lógico que la estrategia de Zelenski, víctima de una agresión criminal contraria al derecho internacional, sea la de intentar involucrar abiertamente a la OTAN, sólo que eso conlleva el riesgo de extender las hostilidades. Richard Sakwa, profesor de la Universidad de Kent, sostenía el pasado domingo en La Razón que «Rusia no perderá la guerra, aunque se discute lo que significa ganarla». Ciertamente esta no es una invasión al estilo Vietnam o Irak, escenarios de los que uno se puede ir si las cosas no marchan bien. Los soviéticos se replegaron de Afganistán porque no era ese un país de interés primordial para la URSS. Ucrania sí lo es para Rusia, por entender el Kremlin que estamos ante un «conflicto existencial». De modo que antes que ceder, Putin irá a una hecatombe nuclear. Batalla exterminadora que podría perder o ganar, es evidente. El movimiento «straussiano», grupo de «hard-power» al que pertenecen el secretario de Estado norteamericano Blinken, la subsecretaria Nuland y el ex subsecretario de Defensa Wolfowitz, está convencido de que una guerra nuclear la gana la OTAN, desafiando la doctrina tradicional de la «mutua destrucción asegurada», según la cual no habría vencedores ni vencidos en un enfrentamiento atómico. Pero aun suponiendo que ganara USA, el mundo resultante no merecería la pena.
Han tenido cierta repercusión dos de los últimos informes de «Rand Corporation» sobre Ucrania. La Corporación RAND (Research and Development), con 1850 empleados, es el mayor tanque de ideas de EE.UU. Desde 1948 trabaja para el Pentágono, igual que para otros muchos organismos públicos y privados. En uno de sus últimos informes, RAND aconseja acabar con la guerra ya, pues una conflagración larga de desgaste terminará siendo una rémora para Estados Unidos, obligando a «la tarea insoportable» de transferir más fondos y armamento, sin que eso garantice la victoria de Ucrania. El think-tank, que en otro informe de 2019 abogaba por romper la alianza de Rusia con Alemania y Francia como única manera de recuperar la hegemonía energética, considera que el objetivo de debilitar a Rusia y su aislamiento internacional ya están conseguidos, pero que la entente aflorada entre rusos y chinos, como consecuencia de la guerra, supone ahora un peligro mayor, que conviene evitar.
James G. Rickards, asesor financiero del Pentágono, considera que, propaganda al margen, Ucrania por desgracia no está ganando, pues si bien Rusia se equivocó con el planteamiento inicial de «guerra rápida», avanza ahora a paso lento, abandonando incluso posiciones débiles para evitar bajas, cuya tasa real, según Rickards, está entre 8 y 10 a 1 a favor de los rusos.
La confrontación bélica a largo plazo, escriben para RAND Samuel Charap y Miranda Priebe, tiene por desgracia más desventajas que ventajas, por lo que proponen «poner fin a la guerra». Teniendo en cuenta que «la victoria absoluta» es imposible, quedaría como solución un «armisticio» hasta alcanzar un «arreglo político». Motivo por el que Lula da Silva o Jürgen Habermas, y hasta Donal Trump, reclaman estos días «negociaciones de paz ya».
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