Cargando...

Bonus Track

Agoniza

España está siendo embestida ferozmente, pero hay muy pocos «espectadores» dispuestos a socorrerla. Todos son «mirones» que piensan que «otros se encargarán» de arreglar el desastre

Marzo, 1964. Una mujer de veintiocho años, Kitty Genovese, regresaba a casa después de trabajar. De noche, pues era gerente de un bar de la Avenida Jamaica en Queens (Nueva York), y acostumbraba a volver tarde. Mientras conducía su coche, alguien la seguía. Aparcó a pocos metros de su edificio, salió del vehículo y un hombre de su misma edad, Winston Moseley, la atacó, acuchillándola dos veces en la espalda. Malherida, intentaba huir cuando un vecino espantó a gritos al agresor que, sin embargo, tuvo tiempo de esconderse, regresar y completar su espantoso trabajo: era necrófago y mientras ella agonizaba la violó, le robó 49 dólares, y siguió apuñalándola hasta la muerte. Los hechos no estuvieron del todo claros, pero el escandalizado artículo que publicó el New York Times decía: «Durante más de media hora, treinta y ocho vecinos cumplidores de la ley observaron a un asesino acechar y apuñalar a su víctima en varios ataques sucesivos…». Reprochaba que no hicieran apenas nada por evitarlo. El crimen tuvo un impacto estremecedor, no solo por el horrible delito, sino por la supuesta impasibilidad del vecindario. «Por no meterse en problemas» permanecieron inconmovibles sin ayudar a la joven, llamando a la policía cuando ya era demasiado tarde. Ahora se discute que la situación fuese así exactamente (alegan que no vieron bien la escena, que hacía frío y tenían cerradas las ventanas…), pero el caso tuvo tanta trascendencia por la falta de solidaridad que demostraba, indignó tanto, que motivó un estudio psicológico ya clásico («Diffusion of responsability», Darley&Latané) concluyendo que, ante un incidente o percance presenciado por numerosas personas, las posibilidades de que la víctima sea atendida son menores cuanto mayor es el número de personas que lo presencian porque la responsabilidad «se diluye». Todos piensan que los demás ya «harán algo». Tal estudio se puede aplicar a la situación actual de España: está siendo embestida ferozmente, pero hay muy pocos «espectadores» dispuestos a socorrerla. Todos son «mirones» que piensan que «otros se encargarán» de arreglar el desastre. Entretanto, la víctima agoniza sin ayuda.

Cargando...