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Universidades Warren

La clave es que Warren no quiere dejar a la gente que elija por su cuenta

Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, también tiene toda su energía puesta en quebrantar derechos y libertades de la gente, pretendiendo defenderla. Su penúltima tropelía es atacar a las universidades privadas, lógicamente, en aras del progreso y por el bien de la educación. La nueva operación liberticida cuenta, como siempre, con el aval de la prensa adicta. Titulares de El País: «La oleada de universidades privadas desbancará a los centros públicos»; «La universidad privada arrolla a la pública»; «La universidad privada avanza imparable en España, impulsada por los fondos de inversión».

Por si a usted no le quedaba claro que esto es malísimo, había declaraciones que denunciaban, en serio, la «apuesta por la destrucción de la educación superior». Todo esto en páginas de información.

La opinión en bienintencionados editoriales llamaba a «evitar una universidad clasista» y a tener «universidades con garantías», ante este peligro: «dentro de poco habrá en España más universidades privadas que públicas». Warren y sus secuaces quieren endurecer los requisitos para dificultar la creación o la existencia de universidades privadas, algunas creadas por «fondos de inversión», asquerosos ricos que «buscan negocio». La solución es poner trabas a las privadas y conseguir «un sistema público robusto».

Ni una palabra, lógicamente, en favor de la gente corriente, que después de pagar a la fuerza los impuestos para la robustez de lo público, libremente decide enviar a sus hijos a las universidades privadas. A esto lo llama la prensa gubernamental «ofensiva conservadora contra el sector público».

Y, por fin, el ataque a lo privado se disfraza de protección a lo privado, porque si aumentan las universidades, habrá algunas peores que dañarán a las mejores. Como si la calidad variable no fuera la norma. Conozco la educación superior pública y privada en varios países y doy fe de una obvia realidad: hay de todo. La clave es que Warren no quiere dejar a la gente que elija por su cuenta.

Ricardo T. Lucas en Expansión denunció «la obsesión patológica de esta izquierda cainita por desprestigiar a los empresarios», recordó que varios ministros estudiaron en universidades privadas, igual que el propio Warren, y remató: «Es tremendo que el mismo Gobierno que laminó la cultura del mérito y el esfuerzo en los colegios pretenda determinar qué universidad es de calidad y cuál no».