Mar en calma

¿Amor condicionado?

La clave es no forzar ni exigir nada. Ser uno mismo, aceptarte y quererte para que puedas ser querido. La pareja romántica puede ser el cielo o el infierno, ¡elijamos bien!

Esta semana las redes se han colmado de amor en conmemoración del Día de San Valentín. El hashtag #loveistheway recoge y define el gran sentido de la vida: ciertamente, el amor es el camino.

Y es que el amor es la energía más elevada que ha de inspirar y motivar cada paso que damos. El amor nos hace generosos, atrevidos, libres, ligeros, poderosos… es fuente de fuerza y de autoconfianza. Pilares esenciales.

Todos necesitamos amor y precisamos incluso una pareja de vida, aunque no sea amor romántico: siempre nos proyectamos en alguien: un familiar, amigos, incluso un perro puede llegar a convertirse en esa compañía necesaria, sana y vital. Será un amor fiel y duradero hasta el final, algo que no siempre ocurre con las personas… ¿Quién no ha vivido un desencanto? Sin embargo, tirar la toalla en el amor nunca es una buena opción.

La clave es no forzar ni exigir nada. Ser uno mismo, aceptarte y quererte para que puedas ser querido. La pareja romántica puede ser el cielo o el infierno, ¡elijamos bien!

¡Cuántos malestares y tropiezos nos ahorraría una pareja con las cuatro patas bien establecidas de las que habla el psicólogo Antoni Bolinches!: Buen acoplamiento sexual, caracteres suficientemente compatibles, escala de valores sintónica y proyecto de vida convergente.

Ya lo dijo Mario Benedetti: «Ella no es mía, tampoco soy suyo, lo nuestro es temporal, somos un préstamo voluntario de momentos inolvidables que quizás podrían durar la vida entera».

También habla de esta libre y voluntaria forma de amar Virginia Satir, una de las psicólogas pioneras en terapia familiar: «Quiero amarte sin absorberte, apreciarte sin juzgarte, unirme a ti sin esclavizarte, invitarte sin exigirte, dejarte sin sentirme culpable, criticarte sin herirte, y ayudarte sin menospreciarte. Si puedes hacer lo mismo por mí, entonces nos habremos conocido verdaderamente y nos podremos beneficiar los dos».

San Agustín decía: «Ama y haz lo que quieras». ¿Te atreves a amar incondicionalmente?