
Top Mantra
Ansia
Cuando conozcamos los amaños, tretas y oscuras operaciones llevadas a cabo con la excusa de la pandemia, quedaremos vacunados para los restos (mortales)
Lo más amargo, aunque hilarante, es que estos chorizos de miér**coles que ahora desfilan ante tribunales, cacos de pelaje regular, visitadores con tarjeta platino para clientes asiduos de puticlús, seguramente en su fuero interno se disculpan a sí mismos y piensan que nos estaban salvando la vida a los contribuyentes que contribuimos con sudor y lágrimas a la cría y engorde de sus cuentas corrientes nada corrientes. Estarán convencidos de que mientras trincaban hacían un gran bien altruista vendiéndonos mascarillas de papel higiénico a 10 euros la unidad, y poniéndonos vacunas obligatorias que han dejado medio lisiada a gente como quien suscribe. Porque del megagolpe económico de la «farmafia» aliada con la «políticaterva» gracias a la excusa de las vacunas…, todavía no sabemos nada, pese a que, en la historia, no existe otro pelotazo mundial tan sustancioso como la venta planetaria de vacunas sin garantía, y pinchazo forzoso, cuyo montante es tan astronómico que da vértigo calcularlo: en 2021 se estimaba en cincuenta mil millones de euros el negociete mundial. Una bagatela comparada con la cifra real, que desconocemos porque a nadie interesa hacerla pública. Especialmente, a esas autoridades competentes que nunca se habían visto en otra para trincar el dinero de millones de desgraciados súbditos a quienes obligaron a aguijonearse supuestos medicamentos sin testar. Cuando conozcamos los amaños, tretas y oscuras operaciones llevadas a cabo con la excusa de la pandemia, quedaremos vacunados para los restos (mortales). Así, quizás seamos conscientes y estemos avisados de cómo la opinión pública global se puede manipular con la facilidad con que se engaña a un niño de dos años. Mientras, si ese momento llega –algo dudoso, dados los poderes implicados– contemplamos a esta patulea viciosa de choricillos venidos a más delante de los juzgados. Estilo «cliente habitual de casas de tolerancia», acostumbrados a guasapearse con trabajadoras del amor mientras miran chalets horteras en el idealista en sus ratos libres (que son todos). Como embutidos de saldo en una barbacoa de la «jetset». «¡No me dejáis vivir con la p*t* ansia!» (Aldama dixit. Y Pixit).
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Guerra comercial