Sin Perdón

El auge del radicalismo en Europa

La izquierda mediática española se centra en lo que denominan la ultraderecha mientras son enormemente comprensivos con la ultraizquierda

No hay duda de que es un fenómeno muy inquietante. Es cierto que la izquierda mediática española se centra en lo que denominan la ultraderecha mientras son enormemente comprensivos con la ultraizquierda, los antisistema y los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA que han sido blanqueados tanto por Sánchez como por el PSOE. No hay más que ver el comportamiento de Patxi López que no esconde, desgraciadamente, su simpatía y comprensión con Bildu como si sus líderes no tuvieran nada que ver con la banda terrorista. No me gusta ni la ultraderecha ni la ultraizquierda. En ambos casos son elementos desestabilizadores de las democracias y no esconden su profundo componente autoritario. Otra cuestión distinta es la derecha patriótica que lidera Giorgia Meloni que cuenta con un amplio apoyo en Italia y es clara e inequívocamente democrática. No puedo decir lo mismo de otras formaciones más radicales como sucede en Alemania y otros países. Lo mismo es aplicable a la izquierda populista iberoamericana que tanto gusta a Sánchez y otros líderes socialistas. La pulsión autoritaria de esas formaciones y sus líderes es tan evidente que no entiendo que alguien pueda sentir simpatía por ellos.

Los radicalismos siempre son malos y se convierten en un peligro para la democracia. La Historia nos demuestra cómo los demagogos la acaban destruyendo como sucedió en la Revolución Francesa cuando de la moderación se evolucionó al Terror y en Rusia cuando los soviets de Lenin acabaron con el intento democratizador de Kerensky. La Alemania de la Constitución de Weimar fue destruida por Hitler y la Marcha de Roma acabó poniendo la democracia italiana en manos de Mussolini y los fascistas. Tras sufrir los horrores de la Segunda Guerra Mundial y el comunismo en los países del Este el proceso de blanqueamiento de los herederos del nazismo, el fascismo y el comunismo es muy inquietante. Por cierto, siempre me ha parecido repugnante que alguien pueda ser comunista aduciendo que es una buena ideología mal aplicada en los países que ha gobernado. No es una casualidad, sino una incuestionable pauta de comportamiento que tienen en el momento que alcanzan el poder en cualquier tiempo y lugar. El problema es que no se resuelven las causas que provocan el auge de los extremismos de izquierda y de derecha.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).