
Opinión
Las sendas del autoritarismo
Sánchez ha normalizado la corrupción política comprando voluntades con leyes y trozos del Estado y ha establecido un clima de guerracivilismo

Numerosos politólogos y pensadores como Huntington, Lijphart, Linz o Stepan ha debatido y reflexionado mucho sobre la alternancia en el poder como indicador de una democracia sana, concluyendo que es crucial que se produzca para evitar el autoritarismo.
La propuesta que lanzó Rufián el martes pidiendo una coalición plurinacional sorprendió incluso a ERC que le desautorizó horas después. Sin embargo, no es una ocurrencia del diputado independentista, es una estrategia que se quiere alimentar desde la Moncloa.
Los números no le salen a Pedro Sánchez y la situación irá a peor en la medida en que Ábalos ponga el ventilador y Cerdán haga lo propio, consciente de la situación procesal que tiene.
Una eventual imputación por financiación irregular del partido es, en este momento, el mayor temor de la dirección socialista porque, no solo aceleraría la fuga de apoyos electorales dejando al PSOE por debajo de los 100 diputados en las previsiones, sino que algunos socios podrían caerse del bloque de investidura.
Para rematar el desastre, Sumar va camino de la desaparición y la relación con Podemos no tiene retorno. En esas condiciones, queda allanado el camino a la presidencia para Feijóo y lo único que le queda a Sánchez es diseñar una estrategia de todo el bloque y no solo del Partido Socialista.
Una eventual imputación por financiación irregular del PSOE es el mayor temor de la dirección socialista
Los cálculos son que, BNG, ERC, Bildu y Ara Més en una sola candidatura, podrían obtener entre 8 y 11 diputados más que concurriendo a las elecciones por separado. Si, además, Podemos y Sumar participasen en ese frente, se minimizarían las pérdidas electorales.
Lo más llamativo de la propuesta es que se trata de una coalición negativa, es decir, que tiene como única finalidad que no haya alternancia de gobierno. Las posibilidades de proyecto para el país con esa amalgama de partidos son nulas, la inexistencia de presupuestos generales o las más de 100 iniciativas legislativas que han sido rechazadas en el Congreso son la prueba que lo demuestra.
Sánchez ha normalizado la corrupción política comprando voluntades con leyes y trozos del Estado y ha establecido un clima de guerracivilismo en el que el único objetivo es que los otros no lleguen al poder.
Más allá de las consecuencias en el deterioro institucional y la calidad democrática del país, ese uso de la ingeniería electoral para evitar la alternancia lleva, inexorablemente, a un sistema más autoritario.
Si al PSOE le preocupa más que el PP llegue al poder que reflexionar porque puede obtener menos de 100 diputados, es que ha dejado de ser un partido de Estado.
✕
Accede a tu cuenta para comentar

Crisis de títulos