Top Mantra
Bonito
El gobierno guapo era ese donoso portero de «puticlú» –porque aquí todo va un poco de eso…–, guardián de la puerta de casas de tercería donde la trata se concreta mientras se hace la revolución sexual
El gobierno bonito era esto. Para esto echaron al bueno de Maxim Huerta, (santo varón, exquisito y honrado). Gobierno progresista guapo. Cutis de meteorito. Cara dura. O sea. Lo bonito era ese señor que andaba buscándoles trabajo en la administración pública a todas las lumis de Eurasia. Nunca nadie hizo tanto por rescatar del lenocinio a tanta rubia de bote. Por convertir pelanduscas en ingenieras feministas. El gobierno guapo era ese donoso portero de «puticlú» –porque aquí todo va un poco de eso…–, guardián de la puerta de casas de tercería donde la trata se concreta mientras se hace la revolución sexual. Ale, a colocar lumbreras (notorias en lo suyo), a cargo del contribuyente, todas ellas en empresas públicas «de ingeniería», para que tiemblen los expertos, peritos y demás, que próximamente verán cómo los puentes se levantan siguiendo la ciencia intermamaria, no por mecánica estructural o geotecnia. Claro que eso es el signo de los tiempos: los profesionales suplantados por las parejas de ocasión de mandamases, especialistas en lo propio (másters en kama-chusma & aranga-chatis). Porque bonito es superar todo límite. Ético. Mola, bro. Convertir al Estado en una casa «de tolerancia» – «información ‘vaginoral’, éxito asegurado», según el famoso lema dipsómano jurídico– que promueva las relaciones extra matrimoniales con estudiantas empoderadas en la coyunda chenchual de pago. Pues la rufianería –piadoso sinónimo de «meretricio»–, no está tan mal según los mamandurriados del manual de «supervidencia» (y de supervivencia, incluso). ¡Regalen, pues, una relación extramatrimonial pagada por el contribuyente esta Navidad! Hubo un bizarro barriguitas hispánico, autoridad gubernamental, que implantó esta moda de regalar amantes: ¡la revolución del amigo invisible! (invisible para que no se entere la UCO, mayormente). «Amanecerá Dios y medraremos», urajean estos pájaros. Y estas pájaras de país rufianero. Pero ahora quieren expulsar del paraíso partidario «a los clientes de prostitución»… ¡No, por favor! Como dijo Aldama en lo del maestro Herrera: me parecería «kafkaiko»… Sí, Kafka, porque en este nuevo tiempo revolucionario, todo cambia de nombre, incluso lo kafkiano. (Qué te habías creído, chatín).
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