Opinión

El cese de Montero

"Sánchez ya ha pulsado el botón rojo y Podemos está haciendo lo único que queda a su alcance, es decir, salvar los muebles, distanciándose del PSOE"

Para cuando se celebren las elecciones generales ya no habrá gobierno de coalición. La convivencia se ha hecho demasiado incómoda para ambas formaciones, en las celebraciones del 8 de marzo, han dado su espectáculo. No es algo puntual, ni tampoco es que no haya habido tensiones durante la legislatura, de hecho, las fricciones se han producido desde el minuto primero.

Aunque no lo parezca, Sánchez ya ha pulsado el botón rojo y Podemos está haciendo lo único que queda a su alcance, es decir, salvar los muebles, distanciándose del PSOE todo lo que puede enarbolando banderas más radicales y entrando de lleno en los conflictos, no como ha ocurrido a lo largo de toda la legislatura, que ha ido sorteando el choque como ha podido.

Ante la opinión pública, Sánchez ha dado orden de bajar el pistón de confrontación a los ministros y portavoces socialistas porque, según los tiempos que maneja, es demasiado pronto para la ruptura.

La fecha prevista en su calendario particular es después de las municipales, justo para tener el tiempo necesario para recuperar parte de la credibilidad pérdida e intentar que los electores visualicen las bonanzas de un gobierno en solitario del PSOE.

Ciertamente, el electorado socialista vería con buenos ojos la ruptura con Podemos. La insolvencia en la gestión, los malos modos y lo demagógico de algunas de sus propuestas no son del agrado de votantes que buscan estabilidad y la protección del Estado de Bienestar.

Sánchez necesita romper la idea que ha calado en la sociedad de que al PSOE le da igual quedar primera o segunda fuerza política porque la presidencia del gobierno depende de lo que sume el bloque de investidura. Esa idea desmoviliza a parte del voto de izquierda y enfada a otro. Necesita justo lo contrario, el problema es que será difícilmente creíble a esas alturas.

Feijóo ha trazado mejor su estrategia. A pesar de que el PP gobierna con Vox allá donde le hace falta y de que no hay duda que lo haría si fuese necesario en el consejo de ministros, los votantes no tienen tan claro que eso vaya a suceder.

La redención de Sánchez no vendrá por la economía y menos con la previsión de nuevas subidas de los tipos de interés en marzo y el mes de mayo, con la consecuente pérdida de poder adquisitivo de las capas medias.

Llevar razón tarde es como no llevarla, Sánchez debería haber cesado hace tiempo a Irene Montero.