Opinión

El chupinazo de la campaña

Hoy es san Fermín y por fin ya ha comenzado la campaña electoral, por si alguien no se había enterado

Hoy es san Fermín y por fin ya ha comenzado la campaña electoral, por si alguien no se había enterado. No es que una cosa esté vinculada necesariamente a la otra, y que los encierros pamplonicas tengan alguna similitud con las elecciones, sino que es una simple descripción de la realidad. Sabido es que el interés de Sánchez ha impuesto esta «anormalidad» de votar en plena época estival, tan anormal que incluso está prohibida por ley para celebrar elecciones autonómicas en Andalucía entre el 1 de julio y el 31 de agosto. Por cierto, ley que fue aprobada en aquellos años en los que la Región andaluza era el granero de votos del PSOE, partido que ganaba en casi todas las elecciones que allí se celebraban, y quien la promovió. Obviamente las elevadas temperaturas que suelen alcanzarse durante esos meses son su motivación, lo que acredita que no es el interés de las derechas –ni política, ni económica, ni mediática– las que critican su interesada e inconveniente decisión. Así, tenemos a los navarros y los turistas viviendo esas inigualables fiestas, mientras Sánchez espera a que pase el 23 J para no retratarse ante los españoles pactando la necesaria abstención de EH Bildu, para que Chivite siga al frente de la Comunidad Foral. Un mínimo sentido de Estado exigiría un pacto entre el PSOE y la clara vencedora UPN, pero Navarra es un espejo de la situación que el sanchismo ha vuelto a imponer con su política de bloques, resucitando las «dos Españas» enfrentadas entre sí y que había enterrado la Constitución de la Concordia. Con la particularidad de que ahora no son una roja frente a una azul, sino la constitucional y la anticonstitucional; y ésta con un claro componente de «antiespaña»: esa mezcolanza de Bildu, Erc, y otros nacionalismos que no ocultan su desafección absoluta hacia España. La noticia novedosa del primer día de la campaña, la aportan Puigdemont y Macarena Olona. El prófugo de Waterloo ha tenido que corregir el guion de su discurso victimista y dejar de considerarse un perseguido político del «Estado español», para convertirse en un perseguido político del continente europeo. Por cierto, al igual que Sánchez, otra víctima –en su caso de las derechas– como viene diciendo en todos los programas a los que asiste como invitado o como entrevistador de sus ministros. La novedad Olona, es por el comienzo de su campaña en una sala de fiestas de las no aptas para menores de 18 años; no porque deban tener edad para votar, sino por razones de moralidad pública. Una auténtica pena.