Alfonso Ussía

Aterrorizado

La Razón
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Centenares de ambulancias con sus sirenas a todo trapo circulan por La Castellana. Pienso en una catástrofe o en un atentado yihadista. Finalmente soy informado. Son los heridos por la terrible represión de la Guardia Civil y Policía Nacional en Barcelona. Se han quedado allí los más afectados –4–, y han trasladado a Madrid al resto de las inocentes víctimas que sólo deseaban votar, y que ascienden a 889 heridos. Brutal actuación policial. En Barcelona, por irritación epidérmica, ha sido también hospitalizada doña Blasa de Cornellá Cucubí, la anciana que simuló una herida en la cabeza con pintura carmesí. Irritación epidérmica, cutánea y pilosa, porque una parte de su respetable cabello canoso hizo pegote y la pobre no podía peinarse al volver a casa. También han sido hospitalizadas en Madrid, a cuenta del Ayuntamiento y con asistencia psicológica las víctimas de las agresiones sexuales de policías y guardias civiles denunciados por Ada Colau. Ésta mujer está obsesionada por la cosa. Han sido avisados y alertados todos los médicos y auxiliares para que atiendan a los heridos y a las agredidas sexualmente. Pablo Iglesias ha anunciado su intención de denunciar a Rajoy por violencia indiscriminada ante la Unión Europea. Cuando le han recordado su silencio respecto a los 170 venezolanos asesinados por Maduro, se ha revuelto molesto y ha respondido que la violencia de Maduro fue discriminada y que todo responde a la geopolítica.

Escribo en mi despacho y no dejan de pasar ambulancias. Y aviones de combate. He contado sesenta aviones de combate y helicópteros mortíferos volando rumbo al norte de Madrid. Está claro que el objetivo es Cataluña. Pero me informan de que no. Se trata de un ensayo del desfile de la Fiesta Nacional del 12 de octubre, Día del Pilar, patrona de la Guardia Civil. Nadie habla, claro está, ni Julia Otero, que ya es decir, de los 431 policías y guardias civiles heridos por los pacíficos ciudadanos de las CUP. Pero es lógico. Son guardias civiles y policías nacionales que se han herido a ellos mismos, o se han tropezado unos con otros, o les han roto una silla en sus espaldas, unas pobres sillas que hoy languidecen astilladas en las puertas de los colegios electorales. Hay que solidarizarse con las sillas, pobrecitas, que no tienen culpa de nada y han terminado por romperse en los cascos y las espaldas de los brutales policías y guardias civiles. Las agredidas sexualmente según Ada Colau, han mejorado, aunque les queda la huella psicológica del intento de violación.

No se recuerda represión más brutal. Diez mil agentes del orden cumpliendo con su deber contra un millón de manifestantes. Los Mozos de Escuadra hicieron lo que pudieron, o lo que es igual, no hicieron nada. No por su culpa, sino por razones técnicas y tácticas. Trapero les ordenó que protegieran a los delincuentes, y cumplieron la orden divinamente. Hay un Mozo de Escuadra herido, pero ha preferido restar en Tarragona. Bueno, herido del todo, no. Tiene fiebre. La dichosa gripe.

En el mundo están escandalizados. No se puede permitir que una muchedumbre de un millón de personas se manifieste y las Fuerzas del Orden terminen el día sin matar a nadie. Resulta intolerable. Y más aún, si lo que defendían esas abominables Fuerzas del Orden era el cumplimiento de las leyes, fundamento de la democracia. Sucede que la democracia está por encima de las leyes, y de esa curiosa circunstancia no nos habíamos enterado todavía los que no vivimos en Cataluña.

Pero no dejan de pasar ambulancias con sus sirenas a todo trapo. De verdad, que es tremendo lo que sucede. Me pinchan y no sangro. Diez mil agentes y ningún muerto. Intolerable. Intularapla. Y las ambulancias que no dejan de pasar.