Política

Pilar Ferrer

Capitana de La Mancha

Capitana de La Mancha
Capitana de La Manchalarazon

Con un lleno a rebosar, al eco de un significativo aplauso, hizo su entrada María Dolores de Cospedal en la Casa de LA RAZÓN. Extremadamente esbelta, como la figura cervantina de la tierra a la que representa, melena al viento, elegante con un traje sastre en blanco y negro, afrontó resuelta y sin tapujos el gran «morbo» de la tarde: el «caso Bárcenas», que ella desvinculó por completo del partido que dirige. No era fácil su papel, pero tal vez bajo el alivio de la anunciada comparecencia parlamentaria de Mariano Rajoy, fueron sus palabras aún más valientes, rotundas, frente a las de un preso que utiliza al Partido Popular «sólo para salvarse él». Así lo enfatizó sin un solo titubeo.

Arropada por representantes del Gobierno, con los ministros Jorge Fernández, Ana Pastor y Pedro Morenés, los presidentes de Madrid y Valencia, Ignacio González y Carlos Fabra, los que ya lo fueron, Esperanza Aguirre y Juan José Lucas, sus colaboradores en Génova trece, la Alcaldesa de Madrid, y un sinfín de diputados, senadores y consejeros autonómicos, la dama castellano-manchega y secretaria general del PP, exhibió el músculo de la gestión en su comunidad autónoma, pero no defraudó al auditorio al coger el toro por los cuernos del escándalo Bárcenas, que siempre alejó de la honradez de su partido.

En un momento tan delicado y de desgaste, había ganas, y muchas, de escuchar a María Dolores hablando del honor, de la labor bien hecha, de la ilusión y de la estabilidad de España. Por encima de quienes, en su opinión, buscan no ya derribar al Gobierno o a un conjunto de personas, sino claramente, cargarse el sistema.

En los corrillos, varios diputados comentaban el formato de la próxima comparecencia de Rajoy. Esteban Gonzalez Pons, Carlos Floriano, Vicente Martínez Pujalte y Carmen Quintanilla aludían a la amenazante moción de censura de Alfredo Pérez Rubalcaba. Pues a mí, decía alguno, me gustaría que la presentaran, para votar y verle perder.

Cospedal no entró al trapo y se limitó a respetar el formato escogido por el Presidente, mientras se jactaba de su tranquilidad, si la llama el juez a declarar, y su ausencia de temor ante cualquier chantaje. Nadie puede extorsionar a quien nada oculta, ni nada teme. Tampoco escurrió el bulto de aludir a empresarios «mancillados», en presencia de Luis del Rivero y Juan Manuel Villar Mir.

Fue la suya una intervención de enorme expectación mediática, que la hizo incluso apostillar «con permiso de la locutora», ante las múltiples conexiones en directo.

Mujer que ha dado, y seguirá dando, la cara. Anoche volvió a hacerlo. Es la capitana al mando para lidiar una mancha tenebrosa, la de Luis Bárcenas. Y de otra, La Mancha, con mayúsculas. Su tierra de Quijotes, con coraje, honestidad e hidalguía.