Economía
Chiringuito patrosindical
La Fundación Estatal para la Prevención de Riesgos Laborales fue creada 1999 con el objetivo de mejorar las condiciones de seguridad y salud en el centro de trabajo. Para el cumplimiento de tal objetivo, la Fundación encomienda el desarrollo de acciones informativas a los llamados «agentes sociales» (organizaciones empresariales y sindicales). El presupuesto con el que cuenta la Fundación para subcontratar a los «agentes sociales» esas actuaciones informativas ascendió a 17,1 millones de euros en 2014 y a 21,7 millones en 2015: notables sumas de dinero que terminan siendo distribuidas por el Patronato de la Fundación, esto es, por su órgano de gobierno. Y he ahí donde comienza lo interesante: ¿quién integra el Patronato de la Fundación? Pues en gran medida los propios sindicatos y patronales que luego son adjudicatarios de los fondos de la Fundación (no en vano, sindicatos y patronales contaban con mayoría de miembros dentro del Patronato hasta finales de 2015). En otras palabras, la Fundación se ha convertido en un mero chiringuito para que la CEOE, Cepyme, CCOO, UGT, CIG y ELA se repartan impúdicamente el dinero del contribuyente. El Tribunal de Cuentas, en su reciente «Informe de la Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales» ha tenido que echarle un duro rapapolvo a la Fundación y a nuestros abnegados «agentes sociales» a cuenta del reparto del botín. Cito textualmente: «El Patronato de la Fundación ha sido juez y parte en el reparto de las ayudas concedidas, al establecer las normas para distribuirlas entre los agentes sociales, aprobando o denegando las acciones, y siendo sus miembros, a su vez, beneficiarios de las mismas». Sindicatos y patronal convertidos en meras centrales parasitarias merced a los privilegios legales y a las lucrativas canonjías que les otorga el Estado. ¿Acaso cabía alguna duda de que los «agentes sociales» no velan ni por el interés de la sociedad ni por el de sus afiliados? Su único propósito es seguir engordando a costa de todos parapetados tras la impostura de que velan por nuestros intereses. Sólo lograremos convivir con sindicatos y patronales independientes del poder político si conseguimos arrebatarles las muchas prebendas públicas de las que a día de hoy disfrutan: empezando, cómo no, por cerrar todos esos chiringuitos estatales bajo cuyo amparo rapiñan impunemente las haciendas de los españoles.
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