Elecciones andaluzas

Ciudadanos: segunda oportunidad

La Razón
La RazónLa Razón

Albert Rivera presentó, en noviembre de 2015 en el Palacio de Congresos de Cádiz, un ambicioso proyecto reformista: supresión del Senado, independencia judicial al retirar la tutela política ejercida por el CGPJ, nueva ley electoral, pinchazo de la burbuja administrativa... Después de un discurso euforizante (el cronista tituló «Epifanía de un carismático», aunque luego la superioridad podó el entusiasmo en la edición), depositó unas flores en el monumento a La Pepa. Ciudadanos emergía, a cincuenta días para las elecciones generales, como la gran esperanza liberal, a pesar de que su ejecutoria en Andalucía desmentía tan loables intenciones por culpa del vergonzante pacto de Juan Marín, que ofrece respiración asistida sin pedir a cambio ni siquiera explicaciones al régimen de la socialdemocracia putrefacta y el estatismo irredento. El partido ahora centrista, o eso aseguran, clausuró antier su congreso con una proclama en la que su líder volvió a pronunciar el nombre de los constitucionalistas de 1812, y es de esperar que esta vez no haya sido en vano: «Los liberales de Cádiz han vuelto para gobernar», dijo. Si siquiera fuese para matizar la acción de gobierno de sus aliados a derecha e izquierda, nos daríamos por muy satisfechos. Pero los precedentes, al menos aquí, mueven al escepticismo. Toca pues redimirse e Inés Arrimadas ya ha advertido que es posible «renegociar el acuerdo de investidura». En el parlamento regional, se observó la semana pasada un viraje hacia la oposición de Ciudadanos, que por fin ha mostrado sensibilidad ante el deterioro del sistema sanitario andaluz y retirará su veto al debate. El regreso de los liberales anunciado por Rivera no se producirá porque, en realidad, nunca estuvieron. Pero serán muy bienvenidos cuando lleguen.