Marta Robles

Como los cangrejos

En el Día Internacional de la Mujer, no puedo por menos que dolerme en el recuerdo de esas últimas tres víctimas de la violencia de género. Celebro, como no, todos los logros de tantas mujeres valientes y transgresoras que, con sus comportamientos ejemplares, nos han ayudado a llegar a donde estamos ahora y aplaudo también la iniciativa gubernamental de ese recién aprobado Plan de Igualdad, con el que encarar el hecho de que, pese a estar recogida en nuestra Carta Magna como obligatoria, la equiparación de derechos, aún no es del todo real. Sin embargo no paro de preguntarme cuál será esa fórmula, que no acabamos de encontrar, para erradicar esa lacra de nuestro tiempo que es la violencia machista. Entre mis peores pesadillas, las opiniones de algunos expertos según las cuales está produciéndose un retroceso en la menta-lidad de los más jóvenes. Dicen que la semilla de la sumisión ha vuelto a germinar como antaño, que las adolescentes vuelven a buscar machos que las guíen y las protejan y que ellos vuelven a sentirlas en un plano diferente al suyo. El código oculto en las sombras de Grey, de aguantar cualquier cosa con tal de conseguir al chico guapo y rico, parece ser el espejo de unas relaciones que, sin duda, son un perfecto caldo de cultivo para el maltrato. Estoy contenta por ese plan del Gobierno y por saber que hay tantos hombres y mujeres, feministas como yo, que no luchan ya por ser iguales, sino por tener los mismos derechos; pero también estoy apenada y asustada, porque creo que algo debemos estar haciendo mal, para que tantos jóvenes, como los cangrejos, estén caminando hacia atrás.