Jesús Fonseca

Desactivar el desafecto

Nada más necesario, en momentos propensos a lo visceral, que cualquier reflexión que permita la concordia y desactive el desafecto. Saber jugar de la sensatez, simplemente. Hay que volver, una y otra vez, al sentido común, para no hacer de una necedad dos. Lo de Ortega: mirar lejos, mirar alto y mirar grande. Es lo que ha hecho el Príncipe de Asturias, una vez más, al recordar, con motivo de la entrega del «Francisco Cerecedo», que es «responsabilidad de todos, en un poyecto compartido, continuar construyendo España». No desperdicia Don Felipe –que no da puntada sin hilo– ocasión que se le presenta para dar la vara con «la necesidad de preservar y alimentar siempre y en todo momento, por encima de las tensiones, de las discrepancias y los desencuentros, los sentimientos fraternales de muchos siglos de convivencia».

Da en el clavo el Príncipe de Asturias: ¿seremos tan brutos como para dilapidar el caudal de vivencias sufridas o disfrutadas colectivamente, juntos? Tantos «sentimientos, en fin, de respeto, de estima y afecto, y de amistad, que nos han dado forma», en palabras de Don Felipe. Contaré algo. Sucedió en la última Cumbre Iberoamericana de Panamá, hace apenas tres semanas. Conversaban los presidentes de México, Colombia y Costa Rica y dijo éste último: «¡Qué bueno este Príncipe, da espacio, da serenidad!».

Momento en el que añadió el mexicano: «Conoce. Tiene los pies en el suelo». Sí, tal vez sea esa serenidad constante, que es la que permite, al final, diferenciar lo esencial de lo no esencial, la índole de Don Felipe. Su punto más saludable. Suerte para él, pero también para nosotros. Aún con sus penumbras, la Monarquía, en España, no necesita defensa. Se defiende sola.

Es una anécdota que un puñado de camaradas se desahogue con cuatro silbidos: «Tenemos un rey que es listo y muy sagaz. A lo mejor no ha leído muchos libros enteros, pero tiene un gran olfato y sabe dónde está la política». Estos argumentos no me pertenecen. Son de un socialista de largo alcance. Nos los hacía José Bono, este viernes, en Valladolid, al término de un desayuno organizado por la Miguel de Cervantes.

El histórico barón lo tiene claro, por más que, en su partido, reivindiquen unos pocos una «tradición cultural y política republicana»: «El Rey ha tenido mucha suerte en muchas cosas y no tanta en otras, como con su yerno Urdangarín. Pero yo estoy con el Rey, desde el trabajo realizado como jefe del Estado. Y, también, desde el respeto, la lealtad y el cariño». No conforme, José Bono, añadió para rematar: « Y... ¿qué decir del Príncipe? Es capaz, está preparado y es buena persona. Sin sus valores esto se caería».