Málaga

Destinos culturales

La Razón
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En las últimas fechas, hemos conocido la inauguración de un nuevo museo para Málaga y la puesta en marcha, en Córdoba, del C3A, un centro de creación artística. Cuando parecía que la época de las «inauguraciones culturales» era un recuerdo del pasado, determinadas ciudades redoblan su apuesta por la cultura con la intención de mejorar su imagen como destino turístico. Y no cabe mejor reclamo. La importancia de la cultura en España suele nacer y morir sobre el papel; a la hora de invertir, prima la urgencia sobre la estrategia. Y, como se ha demostrado tantas veces, la cultura no se encuentra en las materias urgentes. Las escasas apuestas que, fuera de Madrid y Barcelona, se realizan por el componente cultural se revelan como la manera más eficaz de salir de la irrelevancia y de garantizar un futuro con una estructura económica de calidad. Málaga constituye un ejemplo. Desde la mentalidad tradicional que ha guiado las políticas turísticas, la consolidación de la «Costa del Sol» como destino de playa habría supuesto un cuello de botella para el desarrollo de su territorio. Esas localidades del este y del sur de España bañadas por el mar no parecen tener otro objetivo que invertir cuanto se pueda en la promoción de este activo, descuidando el resto de potenciales. Y lo que está sucediendo es la pérdida de «calidad» de los turistas que nos visitan, atraídos por un modelo cuantitativo que valora la oferta y el «low cost». El turista de calidad, aquel que, según la UE, supone el futuro del turismo europeo y que se mueve principalmente por intereses culturales... ese tipo de turista se está dejando a un lado, y sólo ciudades como Málaga, con una previsión del futuro tan inteligente, están trabajando de cara a su fidelización. No hay mayor futuro para el turismo que el del «destino cultural». El sol y playa hará tarde o temprano crisis y nos encontraremos sin alternativas.