
Marta Robles
El efecto Pinocho

Ahora a los científicos les ha dado por medir la temperatura del cuerpo a través de la termografía. Pensarán ustedes que eso igual no sirve para nada, pero entonces es que todavía no han visto suficiente «CSI». Según los expertos, esta técnica de controlar la temperatura del cuerpo es eficacísima en las investigaciones detectivescas, sobre todo porque con ella se miden reacciones diversas. Al parecer, cuando realizamos un gran esfuerzo intelectual nuestra cara se queda fría, cuando sentimos ansiedad nos suben los grados del rostro y..., cuando mentimos...¡pues no nos crece la nariz, pero casi casi, porque para empezar nos arde, pero además, en el mapa termográfico se nos tiñe instantáneamente de un delator color rojo! ¿Será posible? ¿ Se imaginan ustedes una nariz de la envergadura de la de Cyrano de Bergerac, pero encima con la punta colorada como la de un borrachuzo?
Lo cierto es que lo del color es tan ligero como casi imperceptible incluso para los más sagaces, a no ser que se realice la termografía en cuestión, pero parece ser que lo de la temperatura es absolutamente palpable. O lo que es lo mismo, que uno puede estar jurándole amor eterno a su pareja y su nariz comenzar a echar humo y evidenciar justo lo contrario.
Este efecto Pinocho, que ya ha comenzado a dar sus frutos en algunas pesquisas policiales, empieza a ser más que conocido. Así que, que se vayan preparando los mentirosos, los infieles y todo genero de ocultadores de la verdad, porque es posible que a partir de ahora tengan que acudir a sus citas oficiales con un cubilete de hielos para irlos colocándolos sobre la napia y así evitar males mayores.
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