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Selección Española

El ensayo

La Razón La Razón

Suscitaba curiosidad y esperanza España después de los amistosos con Bosnia y Corea del Sur. En éstas apareció Georgia, no la de Ray Charles sino la del Mar Negro, y un velo de frustración y malos presagios cruzó por delante de millones de ojos ilusionados. No hay que asustarse. Perder en casa contra la selección número 137 del mundo es como para tumbarse en el diván; pero si de lo visto en Getafe no se extrae alguna conclusión positiva, entonces la cuestión es de frenopático. Lo cual es una exageración. El resultado positivo del ensayo es que el partido del día 17 contra Turquía va a ser un calco de éste. Así que hay tiempo para buscar soluciones, porque de autobuses en la portería contraria está plagado el camino de la Selección. Ensanchar el campo, insistir en la penetración por las bandas y mantener la concentración en defensa es indispensable. Desperdiciar la clarividencia de Iniesta y su actual condición física, imperdonable y pecado mortal. Un triunfo español en esta Eurocopa, liderado por el fútbol celestial del azulgrana, situaría al jugador en una posición de ventaja para el Balón de Oro frente a Messi y Cristiano Ronaldo, los acaparadores.

Así que el ensayo constató el actual estado de gracia de Iniesta y que la Selección tiene un problema severo para hacer gol cuando choca con una muralla de once defensores clavados en el área. La Roja ha llegado a desesperar por su lentitud en la elaboración, que no ha sido el caso, y con el cronómetro y el resultado en contra la precipitación la ha penalizado. No se trata de correr como potros desbocados sino de explotar virtudes indiscutibles, como el toque de balón, el fútbol combinativo y la presión sobre el contrario. O eso, o «Georgia on my mind».