Pilar Ferrer

El lenguaje florido

Con gran expectación y una sala de conferencias abarrotada, Mariano Rajoy acudió al influyente Círculo de Economía. Por los pasillos del tradicional hotel de Sitges, hermoso escenario ubicado en El Garraf, el presidente del Gobierno mantuvo su mensaje de reformas necesarias y su equilibrado optimismo para salir del túnel.

Ante lo más granado del empresariado catalán, sabedor del complicado marco en que hablaba, reiteró los argumentos de la incipiente recuperación, seguida de una reforma fiscal integral, justa y equitativa. Palabras firmes, mientras revoloteaba por la sala el espinoso déficit autonómico y algunos susurraban esas décimas que tanto baraja Cristóbal Montoro.

El presidente ha vuelto al Círculo, un año después, en un mejor momento. La vez anterior, la sombra del rescate, una prima de riesgo desbocada y pánico en los mercados atenazaban al recién elegido nuevo Gobierno. Ahora, España ya no vive bajo esa amenaza, comparece en Europa con los deberes hechos y Rajoy puede jactarse de un pacto con la oposición en temas de calado. Es lo que le recomendó Felipe González durante su largo encuentro en La Moncloa y el guante que le ha lanzado el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. No cabe duda, quien resiste gana. Y Mariano es un campeón de la resistencia, como demuestra en sus relaciones con Cataluña donde ha incrementado sus visitas.

El auditorio de Sitges es mucho más que económico. Es también un foro de influencia política, donde el poder expone, la oposición opina y los empresarios preguntan. Horas antes, el ministro Luis de Guindos, a propósito de las recomendaciones de la Comisión Europea, había dicho que en Bruselas se utiliza un «lenguaje florido». Buena metáfora. Mariano Rajoy defendió sus reformas y profetizó un camino de resultados. En el ambiente quedó ese mensaje floral: aún estamos con la espina, dura y punzante, pero empieza a florecer la rosa. Económica y competitiva.