Ely del Valle

Explicaciones

Cuando William Pitt estableció en Inglaterra la «Income Tax», el comentario de Napoleón Bonaparte fue que ese impuesto debía de estar bien porque la gente protestaba y eso quería decir que pagaba.

No es el caso de Rajoy, que se ve en la tesitura de tener que explicar no sólo a los contrarios sino a los propios, el golpe de timón de un programa electoral que, después de 500 días de gobierno, continúa sin estrenarse.

El problema de tener que rendir cuentas a los suyos es que, inmediatamente, los otros se sienten cargados de razón, aunque sus propuestas sean un auténtico dislate al que Bruselas ya ha dado carpetazo. Pretender, como Rubalcaba, que gastemos el dinero del fondo de rescate en seguir aumentando el gasto público es como aconsejar a un enfermo de neumonía al que le ha bajado la fiebre que monte una expedición a la Antártida en pijama. Por lo que se refiere a IU, su anuncio de crear tres millones de empleos a base de subir impuestos, habla por sí sólo. Si esa propuesta la hace el PP, a Rajoy le organizan un escrache hasta los ujieres de Moncloa.

Al PP le ha vuelto a fallar el don de la oportunidad. Anunciar, justo en el mes en el que nos tenemos que retratar con Hacienda, que el IRPF no volverá a sus cauces en el plazo previsto, no es lo más inteligente. Intentar quitarle hierro aduciendo que, gracias a ello, España se ha librado de un rescate relativo –ahí está el de las entidades financieras– tampoco es la mejor estrategia: cuando el peligro ha pasado se tiende a minimizarlo.

Rajoy ha instado a los suyos a difundir las explicaciones que él mismo ha tenido que darles. Para un partido que tiene en la comunicación su talón de Aquiles, el reto no es tontería. Ahora solo falta que lo consigan.