José Antonio Álvarez Gundín
Falacias abortistas
Era mentira, como tantas otras que nos colaron en ocho años de gobierno. El PSOE reformó la Ley del Aborto con el señuelo de que, al hacerlo libre y sin traba alguna durante las 14 primeras semanas de embarazo, las prácticas abortivas se reducirían drásticamente. El argumento era tan estúpido como afirmar que la venta libre de armas de fuego causa menos muertes que si está estrictamente restringida, pero a fuerza de repetirlo tantas veces por boca de ganso, la opinión pública lo dio por cierto. Nada más falso, sin embargo, y el embuste ha sido descubierto. Según los datos publicados la pasada semana por el Ministerio de Sanidad, en 2011, primer año completo de vigencia de la ley, se practicaron 118.359 abortos, un 4,7% más que en 2010. Para justificar su reforma, los socialistas aseguraban que la legislación anterior era un coladero para el aborto sin control y sin tasa. No les faltaba razón, desde luego, pero en vez de taponar la brecha que permitía el fraude, decidieron hacerla más grande. Curiosa manera de resolver los problemas, que es agrandándolos. Otra de las falacias era que ninguna mujer debía ir a la cárcel por abortar. Ninguna lo fue con la ley anterior, así que la excusa encubría otro motivo menos altruista: el de dar cobertura legal a los médicos y practicantes que, como el infausto doctor Morín, han hecho del aborto un negocio floreciente y sin escrúpulos. Ha habido que esperar año y medio para que los datos reales desmintieran la demagogia y desvelara la impostura. La ley anterior era defectuosa, pero el PSOE logró empeorarla y agravar un drama que desgarra a miles de mujeres. A Ruiz-Gallardón, por tanto, le asiste toda la razón cuando se propone revisar a fondo una legislación regresiva y nociva que fue el regalo de un Gobierno en derribo a las feministas radicales.
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