Julián García Candau

Importaba el quién

Importaba más el quién que el qué. En Granada contaba el resultado, como siempre, pero menos. No estaba en cuestión la victoria, que se consideraba obligada, sino la decisión de Ancelotti sobre el nombre del portero titular. En las vísperas, echó mano del tópico de que todo era posible en Granada. No anunció el nombre del guardameta hasta la hora del partido y con ello mantuvo la incertidumbre.

El madridismo se ha dividido, aunque no en partes iguales. Casillas tiene muchísimo más del cincuenta por ciento del calor popular a favor. También, más del noventa por ciento de la opinión de los medios. Tiene en su cuenta el historial. Las innumerables intervenciones con que salvó al equipo. En su historial debería constar la cantidad de puntos ganados con sus paradas. Con todo, ello no basta para descalificar a Diego López, finalmente elegido para jugar en Los Cármenes.

Diego es víctima colateral de la vergonzosa venganza que, en su nombre, urdió Mourinho contra Casillas. En estas circunstancias la mayoría estuvimos con él, pero sin poner en duda a Diego.

Mourinho ya no está en el club y para el puesto deberíamos partir de cero. Es decir, conceder a Ancelotti libertad para elegir. Sin embargo, ha sido tal la polémica que ha tenido que considerar que alinear a Diego era jugársela. La consecuencia inmediata de la polémica ha sido crear inseguridad en ambos guardametas.

Posdata. Los casillistas tienen recurso dialéctico: «Que no hay nada más triste que ser ciego en Granada».