Restringido

La bola de cristal para 2015

El futuro, como se sabe, no está escrito, por lo que es aventurado adivinar qué va a pasar aquí en el 2015 recién estrenado. Será noticia lo inesperado, el suceso sorprendente en el que nadie pensó. Así que este ejercicio obligado de atisbar lo que nos espera este año no pasa de ser un juego de certezas, intuiciones y probabilidades. Casi nadie adivinó el año pasado a estas alturas que iba a haber relevo en la Corona y que ésta recuperaría el brillo con tanta rapidez, ni que la economía española iba a salir tan airosamente del agujero, e iba a bajar el paro y a crearse empleo neto; pocos intuían la poderosa irrupción de una fuerza política nueva que amenaza con trastocar todo el mapa electoral, ni que el Atlético de Madrid iba a ganar la liga. Tampoco podía adivinarse el tremendo desvarío de Artur Mas en Cataluña y el desgarro producido en la sociedad catalana. Y menos podían imaginarse el estallido de la burbuja de la corrupción, con Jaime Matas y Bárcenas en la cárcel, el yerno y la hermana del Rey a punto de sentarse en el banquillo, lo mismo que Jordi Pujol –caso verdaderamente sonado–, sin descartar a los grandes prebostes andaluces, a Rato, a Blesa y lo que te rondaré, morena. Ya puede afirmarse sin margen de error que en este año nuevo uno de los focos de interés informativo estará en los tribunales. Otra de las certezas más obvias es que éste va a ser un año electoral. Las elecciones locales y autonómicas de primavera serán un ensayo general para las legislativas del otoño. En las primeras, el PP perderá poder y se multiplicarán las alianzas con riesgo de ingobernabilidad. En el PSOE, el liderazgo de Pedro Sánchez queda pendiente del resultado. El zarpazo de Podemos está garantizado. Otra cosa es su alcance y su consolidación. En su seno asambleario-totalitario lleva el germen de su destrucción. Habrá que ver. Por lo pronto, romperá el esquema bipartidista. El PSOE pasará a ocupar el tercer puesto. Los populares, aupados por la mejora de la economía y por los recursos electorales de que dispone con el BOE y toda la maquinaria del poder, seguirá siendo en las generales del otoño la fuerza más votada. Mariano Rajoy ganará otro pulso. A la hora de los pactos de gobierno, yo no descartaría un entendimiento con los socialistas, si estos recuperan el sentido de la responsabilidad y no quieren caer en la boca del lobo, que significaría su aniquilación. También habrá elecciones en Cataluña, más o menos plebiscitarias, pero la bola de cristal me dice que Artur Mas dejará la Generalidad y quedará fuera de juego. Un atentado islamista entra dentro de lo probable. La matanza de «Charlie Hebdo» en Francia hará que en toda Europa, empezando por Alemania, aumente el rechazo a la «invasión musulmana», mientras aquí en España los de la izquierda despistada pretenden reislamizar la Mezquita-Catedral de Córdoba y no faltan los que fomentan a la vez un peligroso antisemitismo. Una noticia luminosa de 2015 será la visita del Papa Francisco en el año de Santa Teresa y el hecho de largo alcance de que, bajo su impulso, avanzará con fuerza la renovación a fondo de la Iglesia española.