Real Federación Española de Fútbol

La ética

La Razón
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Villar dimitió de las vicepresidencias de FIFA y UEFA porque así lo exige el código ético de estos organismos a los directivos inmersos en algún proceso judicial, incluso si les roza. Ha estado diez días en la cárcel. El juez Pedraz le acusa de cinco delitos: corrupción entre particulares, apropiación indebida, administración desleal, falsedad documental y alzamiento de bienes. Después de 29 años en el poder y soportar tan duras acusaciones, de la presidencia de la Real Federación Española no dimite, aunque también hay constancia de un código deontológico que debería aplicarse en el caso de quienes incumplen la Ley o el reglamento que los rige. Así lo constata en el primer párrafo del preámbulo: «La RFEF, al igual que la FIFA, asume la gran responsabilidad de velar por la integridad y la reputación del fútbol. Por tal motivo, se esfuerza constantemente por proteger la imagen del fútbol, y sobre todo la propia, para evitar que métodos y prácticas ilegales, inmorales o contrarios a los principios éticos puedan empañarla o perjudicarla». ¿Entonces, por qué no dimite Villar? Porque piensa que es inocente y ve un matiz distintivo entre las federaciones internacionales y la nacional: «En aquéllas me designaron; en ésta me eligieron». Villar sigue recibiendo llamadas de amigos, no de los que antes le pasaban la mano por el lomo y ahora son «traidores». No atiende a todos. A uno que sí, le comparó con «Jesús; eres de los pocos que se acerca a mí. Como si fuera un leproso».

Insisten en que dimita. Él estudia los folios del sumario y sigue pensando que es inocente. No se escandaliza cuando trasciende esta conversación suya con Joan Gaspart: «Igual hay que hablar con el señor Lete y ponerle los huevos de corbata». Amenazas, coacciones... Ni ética ni estética. Ahí siguen.