Julián Redondo

La prueba

La Razón
La RazónLa Razón

Rafa Nadal va a disputar su final número 99. Ha vuelto. Prueba superada. El problema es que Djokovic no se ha ido. Pero es sólo un inconveniente. El año pasado cualquier rival era un obstáculo que su falta de confianza convertía casi en insalvable. El deporte español está de enhorabuena por el retorno de la leyenda. También están contentos, con reservas, sin euforias, en el Madrid, donde se piensa que con Zidane a los mandos el equipo competirá como se espera de un cuadro plagado de figuras.

Para que no haya confusiones sobre lo que pretende, Zidane ha lanzado este mensaje: «No podemos tener a dos o tres jugadores que no defiendan». ¡Oído, cocina! Uno podría escaquearse de los rigores defensivos –todas las miradas confluyen en Cristiano–, pero me temo que cuantos van a sacrificarse por salir del atolladero e inaugurar el palmarés de Zizou en su faceta de entrenador no van a admitir volubilidades. Y el entrenador así se lo ha trasladado, quiere el compromiso de todos; quizá porque la única incógnita del Madrid es él. Le acompaña una leyenda, de futbolista; tiene que labrarse un futuro en los banquillos. La cuestión es difícil, Maradona, por ejemplo, no la superó. De Zizou se espera mucho más, porque la calidad del equipo está contrastada con jugadores internacionales duplicados en cada posición, la envidia de cualquier técnico. Mas no es suficiente. Hay que colocarlos y hacerlos jugar. Benítez no supo y nadie puede dudar de su experiencia. Como no se puede dudar de la mala intención de Dani Alves en su ataque a la Prensa, que, una vez más, ha contado lo que ocurrió antes, durante y después de un partido de fútbol. Matar al mensajero no es la solución. Aún está a tiempo de disculparse.