Real Madrid

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La realidad testaruda

La Razón
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Dice el bestia de Bernie Ecclestone, despedido de la F-1 y convertido en una especie de presidente honorífico, que «antes había una forma natural de eliminar pilotos: morían uno o dos cada año». Circuitos menos seguros, bólidos menos fiables y tipos que con esos imponderables se jugaban, a sabiendas, la vida en cada carrera. Ahora también hay riesgos, probablemente menos, pero a más de 300 kilómetros por hora no es sensato subestimarlos. En cualquier deporte, despreciar las contingencias o minusvalorar a los rivales no es propio de buenos profesionales, y no es ése el caso del Madrid al jugarse la Copa con el Celta.

A una fabulosa racha de 40 partidos sin perder, de repente ha sucedido otra marcada por derrotas imprevistas, lesiones encadenadas y el infortunio, que ha derivado en la eliminación copera. Del calor al frío, sin pausa; del amor al desamor, sin paréntesis; del «triplete» a las dudas, en un pispás. El desengaño es de tal magnitud que el doblete suena a utopía porque la racha, ahora de traspiés, mortifica.

En una jugada, dos remates de Cristiano a la madera, el segundo a puerta vacía y acertó con el poste tras repeler la pelota el larguero. Mala suerte. Peor todavía lo de Danilo, que marcó en propia meta en el Sánchez Pizjuán, de espléndido cabezazo, y en Balaídos, menos adornado, cuando el despeje desesperado de Casilla le rebotó y supuso el 1-0 del Celta, que ya había ganado en el Bernabéu (1-2). Rotos Carvajal y Marcelo, también Pepe, y agotada la confianza en Coentrao, Danilo, que no puede ser tan malo,transita cabizbajo y gafado. Demasiados trastornos para Zidane, que no ha dejado de creer en las posibilidades del equipo; pero la realidad es testaruda. Ganaba partidos de milagro y ahora los pierde, lastrado por las ausencias y porque lo que antes entraba en estas horas bajas choca con la madera. Salió a ganar en Vigo (2-2) y se fue escuchando la Rianxeira. El Celta le ha eliminado.