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Entre ambiguos e independentistas la actualidad es un laberinto, con una salida más inquietante que la cueva del Fauno. Los primeros rehúyen la realidad y los segundos tienen las ideas tan claras que o están locos de atar o tienen más visión de futuro que Rappel. Ejemplo cartesiano: Gerard Esteva, presidente del COC (Comité Olímpico Catalán): «El Barcelona jugará en la Liga que quiera». O sea, «pienso, luego hago lo que me sale de los dídimos». Esteva da por hecho que habrá referéndum el 1-O, que ganará el sí a la república catalana independiente y que el equipo de Messi elegirá a la carta el campeonato más conveniente, en teoría, LaLiga. ¿También el Espanyol, el Girona o el Nástic? ¿Y en baloncesto y balonmano? La respuesta del actual secretario de Estado para el Deporte, José Ramón Lete, está en la línea del Gobierno: «No habrá referéndum». Miguel Cardenal, su antecesor, fue más explícito, como Javier Tebas: «Si no forman parte de España no pueden jugar en competiciones españolas». Y apostillaron: «Pero eso no va a ocurrir porque Cataluña no se va a independizar». No recuerdo que Ángel María Villar se pronunciara sobre el asunto en cuestión. Hasta Zidane lo hizo ayer en vísperas del regreso liguero.

En realidad, Villar sólo hablaba en fechas señaladas como las vísperas de Navidad. Ahora tampoco habla, ni dimite, que es el favor al fútbol español que todo el mundo espera. Y sería bueno que lo hiciera, antes de que lo echaran, para evitar que precisamente el fútbol español se despelleje por esa cuota de poder que a tantos hace tilín y muy pocos están capacitados para ostentar.

Bueno, en fin, ojalá... Pero mientras el asunto catalán se resuelve y de paso el de Villar antes de llegar al 1-O y al 22-N, respectivamente, LaLiga de Cristiano Ronaldo, aunque el portugués seguirá sin reaparecer por su sanción, Dembélé y Simeone recupera la actualidad verdadera y apasionante.