Iñaki Zaragüeta
Llegó el momento
A la inmensa mayoría de los dirigentes socialistas se les ha llenado la boca de pedir la dimisión de sus cargos a todos los cargos públicos del PP que han resultado imputados. Ahora, cuando son ellos los que deberían tomar de su propia medicina, la de largarse a casa, se llaman andana y buscan excusas para mantenerse en sus puestos. Alguien debería realizar un trabajo de hemeroteca y sacar a la luz la multitud de manifestaciones desde el PSOE exigiendo la renuncia de los populares.
Tarde –nadie puede creer que desconocieran la trama de los ERE– pero a Manuel Chaves y José Antonio Griñán les llegó el momento de encararse ante el Tribunal Supremo como imputados. Sin embargo, no sólo los dos ex presidentes de Andalucía miran hacia otro lado eludiendo la expectación en torno a esa coherencia que ellos mismos pregonaron para otros, sino que sus mandamases actuales aplican un código bien diferente y, sobre todo, benévolo para mantenerlos en el Congreso y el Senado. Tampoco se pueden quejar, especialmente la presidenta Susana Díaz, de la deferencia practicada por el instructor del Tribunal Supremo de citarlos a declarar a mediados de abril para «no interferir en las urnas del 22 de marzo». Me da que con otros no se tuvo el mismo miramiento.
Al escándalo de los ERE ya se le puede poner cara, las de los dos presidentes autonómicos. Y quizá ahora tan escandaloso y multimillonario latrocinio adquiera la dimensión política, social y mediática que merece, una dimensión incomparable con la de otros asuntos que laminaron la carrera política e institucional de figuras como la de Francisco Camps por la causa de unos trajes de la que, además, quedó absuelto. Así es la vida.
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