Pactos electorales
Marcar distancias
El «dead line» de la alianza PSOE-Ciudadanos tiene fecha de caducidad: la convocatoria a las urnas de junio. Para entonces, Albert Rivera deberá haber precisado su estrategia para quitarse de encima a Pedro Sánchez, con quien a día de hoy mantiene unidad de acción por el pacto firmado el pasado mes de febrero. C’s es muy consciente (así lo aseguran destacados dirigentes suyos) del riesgo de aparecer ante la opinión pública como un partido rendido ante los socialistas, después de haberse situado juntos ante los focos durante dos meses. Y ello por mucho que insistan en que luchan, sobre todo, por apartar a Sánchez de la tentación de abrazarse a Podemos y a los separatistas para gobernar.
Porque lo que empezó siendo una iniciativa bien intencionada se ha convertido hasta en motivo de fricción interna, sobre todo cuando el PSOE insistió en sentarse a la mesa con Podemos. A Rivera nunca le gustó esa cita a tres bandas. Cierto. Sentarse con el equipo negociador de Pablo Iglesias fue un gesto de cortesía con Sánchez. Aunque también es verdad que el líder naranja ha cometido errores en la gestión de su pacto. Por ejemplo, mientras algunos de sus más cercanos se han escorado hacia actitudes de abierta desconfianza hacia el PSOE, llevándose las manos a la cabeza y tirando del socorrido «off the record» para contarlo, Rivera ha tragado saliva muchas veces (demasiadas, quizá) para evitar firmar el certificado de defunción de Sánchez.
La relación personal entre el líder de C’s y el del PSOE es actualmente muy estrecha. Prácticamente conversan cada día. Ello, sin embargo, no ha sido impedimento para que se hayan propiciado un buen puñado de desaires que han servido para que algunos proclamasen la actitud ingenua del líder de C’s. La mejor muestra fue la cita secreta del propio Sánchez con Oriol Junqueras o la contraoferta lanzada este fin de semana por el PSOE a Podemos. Además, está por ver si, en el tiempo de descuento, un Sánchez más resabiado que nunca evita morder la manzana de la tentación aritmética de la izquierda y deja escapar la oportunidad de su vida entregándose a unos nuevos comicios. Desde luego, esa jugada aún es contemplada como «posible» en la sede de la formación naranja. Este lunes, incluso, la líder de C’s en el Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís, ha afirmado que no descarta un pacto de izquierdas en España.
Estaba claro que atar a Sánchez no iba a ser un camino de rosas. Si a ello se añade su desesperación por salirse con la suya, es decir, ser presidente del Gobierno, el panorama que resulta es demasiado inquietante como para ser optimista sobre las posibilidades reales de Rivera de llevar adelante su plan. Precisamente por esto, son muchas las voces en C’s que piden a su líder que despierte del sueño idílico y se embadurne con las pinturas de la batalla electoral.
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