Alfonso Ussía

New Zeland & New York

La Razón
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Los de Podemos van a terminar tan viajados que en pocos meses pronunciarán «Maiami» cuando se refieran a Miami. Me figuro a Rita Maestre, en los momentos previos a la celebración de un pleno municipal, comentándole a la alcaldesa Carmena: «No te puedes figurar lo que se movió el avión de New York a Maiami. Las azafatas no pudieron servir el breakfast. Un horror, Carmela, un horror».

Alberto Garzón es más de Podemos que de Izquierda Unida. Se ha casado recientemente en La Rioja. Reciente y humildemente. Y ha elegido Nueva Zelanda –en Podemos New Zealand– para disfrutar de su viaje de novios. Lo dirá a su vuelta. «New Zealand es alucinante. Alucinante en colores, en paisajes, en playas. Alucinante. Es una pena que estando tan cerca de Australia, no tenga ni koala´s bears ni kangooro,s. Pero alucinarías, Pablo Manuel. Llévate allí a la próxima un week-end, aunque esté lejos. Eso sí, en bisnes class, porque si no vuelas en bisnes llegas agotado».

Gracias a la infatigable sagacidad de Iñaki Zaragüeta hemos sabido los lectores de La Razón, que la alcaldesa Carmena ha hecho cola en el mostrador –en Podemos, box–, de viajeros en clase turista con destino Nueva York cuando su billete era de primera clase –en Podemos, First Class–. Y que algunos viajeros en clase económica elogiaron la sencillez de la señora alcaldesa, hasta que comprobaron, ya a bordo de la aeronave, que la señora alcaldesa tomaba rumbo hacia la First Class con el fin de viajar con mayor comodidad y atenciones por parte del personal de a bordo. No me parece mal. La alcaldesa de Madrid puede viajar perfectamente en First Class, por representatividad y edad avanzada. Pero sin engañar al personal, tan proclive a caer en las trampas y los desencantos. Lo cierto es que Manuela Carmena ha viajado muchísimo desde que es la alcaldesa de Madrid, y Madrid se lo agradece, porque cuando no viaja y se sienta en su despacho de la Tarta de Cibeles, hace o dice una tontería de las gordas.

Y así, ya en su despacho, reclamará a Rita Maestre para narrarle detallitos viajeros: -Rita, el vuelo tranquilísimo, el catering estupendo, y el personal, encantador-; y Rita que protesta: -Jó, qué guay, todo lo contrario que mi vuelo New York-Maiami-.

Lo que Iñaki Zaragüeta no ha conseguido averiguar es si Carmena, al llegar al Kennedy, tomó un taxi o fue recogida por una despampanante limusina. La amante de un conocido empresario era siempre recogida en el Kennedy por una limusina Cadillac y un chófer perfectamente uniformado. Se lo contaba a sus amigas durante la merienda de los jueves en Embassy: –Es encantador, siempre que llego a New Yor– la k se la comía–, me manda al aeropuerto una muselina impresionante, con bar y todo-–. El próximo viaje, con limusina incorporada, señora alcaldesa.

En lo que queda de Izquierda Unida, que ya forma parte de Podemos, están encantados con la boda y el viaje de novios de Alberto Garzón. Es bueno que la izquierda estalinista experimente los placeres de los millonarios. Se ven e interpretan las cosas desde ángulos nuevos que mitigan los resplandores de la lucha obrera. El «Resplandor del Amanecer», que así se llamaba una bella marcha militar que cantaba «El Coro del Ejército Rojo» del general Boris Alexandrovich, y cuyo solista era Victor Dimitriev. Es bonito viajar a New Zealand, New York, London, Edimburgh, Maiami o Goods Airs –Buenos Aires–, con amores y lujos. El paso siguiente es el avión privado. Lo malo del avión privado es que no aterriza en Kennedy sino en La Guardia, que es un aeropuerto menos bien.

En fin, que por mí, encantado y feliz porque se lo pasen guachi.