Nacionalismo

Ómnium

La Razón
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Ómnium Cultural fue fundada en 1961 por Fèlix Millet i Maristany, un banquero y ex combatiente franquista, promotor del nacionalismo catalán católico que huyó a Burgos en 1936, al ver amenazada su vida por la CNT, los otrora radicales socios del separatismo burgués que gobernaba con ERC. Millet fue un personaje clave en la llamada sociedad catalana, la que se definía como «Las 400 personas, que nos encontramos en todas partes y siempre somos los mismos». Millet estuvo detrás de toda actividad cultural catalanista en el franquismo, con cargos directivos en el Orfeó Català, Palau de la Música Catalana, el Barça, La Caixa, «Comissió Abat Oliva», el Liceu o en la Fundació Pau Casals. Entre los primeros miembros de «Ómnium Cultural» destacaba un personaje pintoresco que respondía al nombre de Joan Baptista Cendrós, un barbero de Sants que se hizo millonario con el invento del masaje Floïd, cuya fortuna la invirtió en la «Banca Catalana» de su amigo Jordi Pujol, a la que dio el nombre inspirándose en la «Banque Suïsse» y fue uno de los directivos incluidos en la querella que el ministerio fiscal presentó contra antiguos responsables de la entidad. Su nieto es el conocido propagandista y empresario David Madí, asesor durante años de Artur Mas, al que consideraba «mi colaborador más cercano, más valiente y más querido». Madí es señalado por todos los que conocen las interioridades de la política catalana como el responsable del diseño del «Prusés separatista». Inventor de la expresión «derecho a decidir», miembro del consejo asesor de Endesa, vicepresidente de Applus, consultor de Deloitte, propietario de consultoras y de un restaurante de lujo en la sexta planta del Gran Teatro del Liceo. El exponente de la nueva burguesía radicalizada. Ómnium nació como instrumento para defender la lengua, la cultura catalana y el restablecimiento de las instituciones políticas de autogobierno, incentivando la producción cultural en catalán a través de la creación de premios literarios. Tras la muerte de Franco se convirtió en una asociación promotora del nacionalismo cada vez más ultra, con 50.000 socios, una plantilla formada por más de medio centenar de personas y un mínimo de 30 sedes. Una organización que olvidó sus orígenes culturales y se convirtió en un agente de propaganda y agitación separatista, financiada generosamente por las Administraciones públicas. En abril del 2005 adquirió por tres millones de euros un edificio en la calle de la Diputació de Barcelona, entre 2005 y 2010 recibió 10,5 millones de euros en subvenciones a través de diferentes ayudas y convenios plurianuales del Gobierno catalán, entre 2011 y 2013 la cifra se dispararía a más de 13 millones de euros y en 2014, en pleno proceso separatista, ingresó más de 6,6 millones de euros. Ómnium se convirtió en la organización de referencia para el separatismo junto a la ANC, y en vinculación directa con Acció Cultural del País Valencià en la Comunidad Valenciana y la Obra Cultural Balear en las Islas Baleares, en el marco de la Federación Llull. Los nuevos socios del separatismo burgués, aliados con ERC, han mudado de la CNT a la CUP y agitan las aguas desde «Omnium Cultural» y la ANC. Y como en 1936, veremos a los ricos burgueses huir cobardemente del monstruo que ellos han creado. Están buscando que Soraya les facilite un Burgos donde vivir. Deberían darles ajo y agua.