Marta Robles

Padres honestísimos

La Razón
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El caso de Nadia tiene horrorizada a media España. ¿Cómo es posible que un padre y una madre puedan utilizar la supuesta enfermedad de su hija para estafar al mundo entero? Pues verán, les explico. El mundo está lleno de casos como este, si es que este es tal y como parece que es. Es decir, un robo de libro, algo enmascarado por las lágrimas que provoca el mal ajeno, más aún cuando es el de un pequeño inocente, en esta ocasión pequeña. Si nos da por revisar la literatura o la historia, reflejo de la vida, nos encontraremos con mil y una circunstancias en las que los niños son explotados por sus propios progenitores, familiares o tutores... Sin mencionar, siquiera, la cantidad de niñas y niños que son vendidos en el mundo entero por sus propias familias para asuntos de prostitución –más bien esclavitud–, hay cantidad de chiquitines a los que sus cercanos obligan a trabajar, a mendigar o incluso a robar para sacar el provecho correspondiente.

No hay que llegar a las mafias organizadas, de las que se da fe desde los relatos de David Copperfield, para encontrar niños explotados de una u otra manera, por mayores desaprensivos, a lo largo de toda la historia de la humanidad. Hay grados y grados. Algunos han sacado partido de los críos sin ponerles en riesgo, otros los han colocado frente al peligro y otros, directamente, los han empujado al abismo. Que haya tantos casos no es óbice para que uno más nos alarme e indigne, pero lo más importante es que sepamos que hay muchas Nadias que necesitan ayuda de verdad e infinidad de padres honestísimos que darían la vida por conseguirla.