Restringido

Qué negra baja la noche

La Razón
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Cuarenta años después de la muerte de Jaume Balmes, su paisano Jacint Verdaguer, (el poeta que escribió el más bello canto a España y a la hispanidad con su obra «L´Atlàntida»), lloraba su ausencia y le dedicaba un hermoso poema titulado «La mort de Balmes», que termina así:

«Oh Espanya, ma dolça Es-panya,pogués escriure un diaescriure un dia i morir.Lo sol tarmunta la serra;plorau, campanes de Vic;per Espanya i per Europa, que negra baixa la nit».

(«¡Oh España, mi dulce España, si pudiese enderezar tu camino! ¡Si pudiese escribir un día, escribir un día y morir! El sol se esconde en la sierra, llorad, campanas de Vic: por España y por Europa qué negra baja la noche»).

Vigatano (como Verdaguer y los sublevados en la guerra de sucesión de 1703-1714), filósofo, teólogo, escritor, formulador de teorías económicas; hijo de industriales que popularizaron la barretina, figura preciada formado en la Universidad botiflera de Cervera y, por encima de todo, un enamorado de España. Fue sin duda un hombre influyente a través del diario «El Pensamiento de la Nación» por sus escritos y, sobre todo, por sus contactos políticos se convirtió en un personaje fundamental. Era un catalán de pura cepa, de talla intelectual indiscutible. Escribió «El Criterio» y «Filosofía fundamental», referentes ya clásicos de nuestra cultura, precursor de la neoescolástica, se opuso al positivismo, el kantismo y el idealismo alemán. Es considerado el padre del conservadurismo catalán contemporáneo. Sintetizó un pensamiento que unía modernidad y tradición. Sus ideas, catalanistas e hispánicas, buscaban la vinculación de los catalanes a partidos de ámbito español. Es el precedente del catalanismo moderno.

Publicó muchos artículos políticos, y su talante de catalán indómito e hispano puede verse reflejado en el artículo «La Suerte de Cataluña» que publicó en «La Sociedad» en 1843:

«Sin soñar en absurdos proyectos de independencia, injustos en sí mismos, irrealizables por la situación europea, insubsistentes por la propia razón, e infructuosos además y dañosos en sus resultados, sin ocuparse en fomentar un provincialismo ciego, que se olvida de que el Principado está unido al resto de la monarquía, sin perder de vista que los catalanes también son españoles... sin extraviarse Cataluña por ninguno de esos peligrosos caminos (...) puede alimentar y fomentar cierto provincialismo legítimo, prudente, juicioso, conciliable con los grandes intereses de la nación y a propósito para salvarla de los peligros que la amenazan».

Hoy en Cataluña, la noche vuelve a bajar muy negra. Guiada al suicidio por los de siempre, por los separatistas que detentan todo el poder. Nos precipitamos al abismo y al enfrentamiento con graves carencias comunicativas y con un vacío intelectual importante en el engarce entre Cataluña y el resto de España. Sin filósofos como Balmes, sin poetas como Verdaguer, sin pintores como Dalí, sin periodistas como Pla, sin políticos como Cambó.

Que negra que baixa la nit.