Lucas Haurie

Scrooge y la salud

Le sienta mal a Chusa Montero, importantísima morena, el traje de mister Scrooge. La consejera de Sanidad ha querido meterle miedo a los MIR huelguistas con una amenaza muy cutre que ni siquiera se ha molestado en velar: o le desconvocan los paros, o se quedan sin vacaciones. ¡¡Odio la Navidad!!, le ha faltado exclamar mientras dibujaba cruces invertidas en el aire con unas larguísimas uñas. En Nochebuena, el espíritu bondadoso se colará por su chimenea y la veremos repartir mazapanes en urgencias entre los residentes de guardia, siquiera sea porque termina el año del bicentenario de Charles Dickens y de alguna manera habrá que homenajearlo. En el fondo, no es tan mala. Ocurre que el ogro Mariano, con sus recortes, la obliga a hacer cosas que ella nunca haría y los andaluces, qué desagradecidos, no aprecian sus desvelos para seguir sirviéndonos un sistema hospitalario que es la envidia de Ruanda y hasta de Tayikistán. Esta supresión de los permisos navideños, o su mera evocación, es la prueba de que la Junta ha llegado al límite del desgaste, pues supone la quiebra del discurso blandengue y buenista sobre el que asienta todas sus políticas. Se ensaña con un colectivo que supone, quizás con razón, débil y poco cohesionado pero pronto tendrá que vérselas con auténticos legionarios de la movilización callejera. Puede dar gracias por tener de su parte a Izquierda Unida, amputada su naturaleza reivindicativa a cambio de unos centenares de cargos. No le bastará porque el dinero ajeno se ha acabado. O sea, que ha llegado el fin de la socialdemocracia.