Restringido

Tirano Banderas

Raúl Castro es un tirano. El régimen cubano lleva más de medio siglo pasándose por el arco del triunfo los derechos humanos y las libertades más básicas. Lo que los hermanos Castro y sus corifeos, interiores y exteriores, llaman revolución no ha sido, y a estas alturas lo sigue siendo, otra cosa que una dictadura comunista del más puro estilo estalinista. Frente al gesto del presidente Obama el castrismo ha respondido con más de lo mismo salvo la puesta en libertad de algunos de los miles de presos políticos de la isla. Las relaciones diplomáticas entre España y Cuba siempre han sido un auténtico encaje de bolillos, si bien es cierto que los gobiernos socialistas han sido siempre mucho más comprensivos tanto con Fidel, cuyo proceso de momificación esta siendo más largo que un día sin pan, como con su hermano y heredero que, por cierto, no fue elegido precisamente en unas primarias. En la actualidad los feos de La Habana al Gobierno del PP han sido, si no frecuentes, si bastante sonados, y el último ha contado con Jose Luis Rodríguez Zapatero y el inefable ex ministro Moratinos como cómplices. Si era una visita privada no se entiende el despliegue de los medios oficiales –de los otros no hay– cubanos y la escenografía con el fondo de las banderas de ambos países como si ZP no hubiera perdido eso, la P, hace ya más de tres años. El nuevo Tirano Banderas quería darle una patada al Gobierno español y Zapatero, que ya demostró que tiene de Bambi lo mismo que Drácula de hematólogo por la Facultad de Medicina de Transilvania, se ha prestado como ha hecho en otras ocasiones a participar en la bufonada. Sólo hay que recordar su viaje como líder de la oposición a Marruecos cuando Mohamed VI había retirado su embajador en Madrid o el gesto de quedarse sentado ante el paso de la bandera norteamericana en el desfile del Día de las FF AA, creo recordar que en 2003. La deslealtad no es nada nuevo en el ex presidente.