Un presupuesto «con recortes»

El comisario de Asuntos Económicos de la UE, Pierre Moscovici, envió ayer una misiva al Gobierno de España para exigirle que acelere la tramitación de unos nuevos Presupuestos que permitan cumplir con el objetivo de déficit de 2017. No olvidemos que, hace dos semanas, el Ejecutivo español presentó ante Bruselas una versión prorrogada de los Presupuestos de 2016 donde se recogía un exceso de déficit de 5.500 millones de euros. Lo que ahora mismo nos está reclamando la Comisión Europea es que procedamos a corregir ese desequilibrio extra no autorizado por la nueva senda de déficit acordada en julio. ¿Y cómo hacerlo? En esencia, existen dos vías para lograrlo: aumentar impuestos o reducir el gasto. Todas las fuerzas políticas de la oposición –desde Podemos a Ciudadanos– se han coaligado para reclamar más impuestos a las rentas altas, a las empresas o a la economía sumergida.

Todos apuestan por redoblar las ya pesadísimas cargas que soportan las familias y empresas españolas para evitar adelgazar la muy sobredimensionada administración pública. Nadie se plantea que, tal vez, deberíamos adelgazar el presupuesto estatal en partidas tan inservibles como las subvenciones corrientes y de capital que el sector público concede al sector privado, o las más que evidentes duplicidades y superfluidades que existen en el conjunto del sector público (por ejemplo, desde 2009, el gasto real por habitante en la sanidad pública se ha reducido un 20% y, sin embargo, la accesibilidad de los españoles a los servicios sanitarios se ha mantenido esencialmente sin cambios). Pero ése debería ser el camino a seguir: acotar el tamaño del sector público para dejar de extraer recursos del sector privado.

Si aspiramos a seguir creando riqueza y a continuar generando empleo y a empezar a aumentar los salarios, necesitamos más inversión productiva: y no atraeremos inversión con impuestos altos que penalicen el ahorro y la atracción de capital. España no sólo necesita un nuevo presupuesto, como reclama Moscovici, sino un nuevo presupuesto centrado en los recortes del gasto.