El desafío independentista

¿Y ahora qué?

La Razón
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A medida que pasan las horas, los días ya, desde la puesta en marcha del artículo 155 de la Constitución, la gente se pregunta: «¿Y ahora qué?». Ven las noticias, y parece que no haya pasado nada. Y es que realmente nada ha pasado. Simplemente que el Gobierno ha anunciado que tomará el control de las instituciones catalanas. No lo ha hecho, pero lo hará.

Deberán seguirse unas normas y procedimientos. Los que manda la democracia. ¿Y mientras tanto qué? Pues que ellos seguirán a lo suyo. A sus mentiras. A su posverdad. No había más que leer ayer la prensa nacional e internacional para darse cuenta de lo que digo.

Pero al margen del discurso de Puigdemont –que algo tenía que decir– se percibe una sensación de mayor tranquilidad. Lo achaco a dos razones. La primera es porque la decisión del Gobierno ha transmitido serenidad a muchos. Y el apoyo del PSOE. Quizá también a algunos nacionalistas que pensaban que todo esto se les había ido de las manos. La segunda, frente a la tranquilidad de unos, la preocupación de otros.

Tengo para mí que lo que más preocupa a algunos políticos independentistas es la posibilidad de quedarse sin la pasta: sin la nómina, sin sus ingresos, sin sus contactos. Porque ahora, ¿de qué van a vivir?

Quedarse sin la mamandurria es algo serio. Es algo que llama con toda su fuerza al instinto de supervivencia. Por supuesto Puigdemont ha convocado al Parlament que, en el peor de los casos, proclamará la independencia de Cataluña, pero esa declaración ya no la apoya ni la BBC. Por eso ven peligrar su futuro a costa del Govern o de la subvención de turno, que es en lo que ahora está investigando la juez Lamela en la Audiencia Nacional. Quizá nos enteremos en los próximos días de hasta dónde ha llegado el «España nos roba». Cuanto más lo proclamaban más dinero se llevaban para sus líos.

Siempre he dicho que el problema de los últimos treinta años de Cataluña ha estado en sus pésimos gestores. Que algunos fueran nacionalistas o independentistas tampoco garantizaba nada; sólo la salida que han buscado poniéndonos a todos en peligro. Quizá por eso muchas empresas estaban buscando su oportunidad para salir pitando de allí. Pero esto sólo pone de relieve el trabajo ingente que queda por hacer a partir de ahora. Va a costar levantar Cataluña.