María José Navarro

Yo, Leonor

Perdonen que aparezca con tanto retraso, pero es que he estado intentando saquear el Museo de Cera de Madrid. Primero pensé en prenderle fuego, pero estaría feo que con la edad que tengo ya empiece a cometer delitos, así que simplemente voy a asaltarlo y a sacar de ahí esa muñeca diabólica y bizca que se supone que soy yo. ¿Se puede saber por qué en ese espanto de Museo tenemos todos la misma cara? ¿Se puede saber por qué tengo el mismo gesto que Lina Morgan, El Lute y de varios de la Galería del Crimen? ¿Es que acaso tengo cada ojo en un punto cardinal? ¿No se podía afinar un poco más, por favor? Total, que estoy planeando cómo acabar con aquello y se me va el santo al cielo. Que me dan ganas de sacar los pies del tiesto y que me desalojen como a los titos. Qué tranquilidad tendrán esos hombres, por Dios. Y encima, el vestidito con el que me sacan. Ay, ay, madre. Así como de viejuna. Tampoco era muy bonito el del día de los aviones que escupían colores, ésa es la verdad. Eso sí, lo pasé pipa. Habrán visto que estuve para comerme con patatas. Con un ritmazo en el cuerpo que es que se me van los pies a la mínima. Y es que ni me dan miedo los tiros ni nada, ¿eh? Cuando yo sea reinita y mande, la que voy a montar con los soldados. Ya se lo dije a mi hermana So: «Hija, es que yo veo un uniforme y me sale la borbonaza que llevo dentro». Me voy, que tengo las piernas sin pupas y no me gusta parecer formal.