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Competencias e incompetencias

«A la hora de afrontar un desastre, no hay nadie al mando»

La tragedia ecológica de los incendios en España durante este mes, y la muy deficiente respuesta para extinguirlos o prevenirlos por parte de las autoridades (¿competentes?), suscita la pregunta: «¿De quién depende?». Pone de relieve la inutilidad de las fronteras «administrativas» artificiales (Estado, autonomías, diputaciones, ayuntamientos, etc.), que demuestran ser inservibles cuando se trata de tragedias naturales que no entienden de demarcaciones inventadas por seres humanos. La naturaleza no piensa: «Ahí está el alcalde que debe poner los medios para detener el fuego, el diputado, el ministro, el presidente»… Pero en España, los que mandan esperan que el fuego descontrolado se pare en la frontera que ellos han decidido, allí donde no tienen, o sí tienen, «competencias». ¿Qué competencias se necesitan para domar a la naturaleza? En las catástrofes, estos «mandos políticos» están haciendo «ensayos» para dejar de asumir cualquier competencia que les pueda perjudicar, en las urnas o en su imagen. Estados como EEUU, que es una federación, o Suiza, una confederación, no dudarían en ayudar desde cualquier nivel administrativo ante una emergencia nacional. Aquí no. Aquí, el que se esté ahogando debe «correr» a suplicar «ayuda». Claro que la proba ciudadanía raramente se da cuenta de que esto no va de ideología, que la ideología es otra máscara que se ponen sus gobernantes para mandar, pero que esto solo va de interés. De dinero y poder.

Vamos sobrados de presidentes, dirigentes de comunidades, diputados, ministros, subsecretarios, jefes de diputaciones, secretarios de los subsecretarios… Pero a la hora de afrontar un desastre, no hay nadie al mando. Esos mandos que tanto mandan miran al cielo y pían cuando se trata de organizar una respuesta coordinada ante las emergencias.

¿Será que nadie toma decisiones durante las catástrofes «por miedo a las responsabilidades penales» que, quizás, se derivarían de sus muchas negligencias…? Al asumir el mando, también admitirían que son responsables, y al haber actuado con manifiesta irresponsabilidad, su toma de control sería la prueba de su culpabilidad. Mientras que, si se lavan las manos como cobardes, la responsabilidad recaerá sobre otros. Con suerte.