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Sin Perdón

Conde-Pumpido y los magistrados del régimen sanchista

«La Historia será muy dura con ellos, pero han elegido participar de este brutal ataque al Estado de Derecho»

La República de Weimar cayó por diversas razones, pero una de ellas y muy importante fue porque hubo juristas que traicionaron la Constitución. No se puede legitimar la sumisión de la legalidad al poder político. Es lo que hará Cándido Conde-Pumpido y sus mariachis aprobando la mayor felonía jurídica de la Historia del Derecho Español. El indigno comportamiento de dos catedráticas de Derecho Constitucional y varias magistradas y magistrados le acompañará siempre. Lo mismo se puede decir de los letrados de adscripción temporal que han elaborado, como buenas marionetas, el texto que quería Conde-Pumpido. Todo el mundo recuerda a Carl Schmitt sobre todo por dar la espalda a Weimar y defender la sumisión al poder político o a García-Pelayo por su voto en la sentencia de Rumasa. Es lo que sucederá con el presidente del Constitucional y sus colaboradoras a la hora de perpetrar semejante tropelía. Por cierto, ninguno de ellos tiene el nivel de los magistrados que formaron los diferentes tribunales hasta llegar a la degradación actual, ya que el PSOE no ha situado a juristas de reconocido prestigio, sino de desprestigio.

Han unido su suerte a un régimen decadente como es el sanchismo que acaba sus días sumido en el desprestigio de la corrupción, el clientelismo y el amiguismo. En breve asistiremos a la constitucionalización de una norma que atenta contra los pilares básicos del Estado de Derecho y que consagra el precedente de garantizar la impunidad a cambio de unos votos. Lo que no conseguirán es el respeto del mundo jurídico. Conde-Pumpido, Segoviano, Montalbán, Balaguer, Díez y Sáez no pueden esperar que se olvide el daño que están haciendo y harán a la credibilidad de la institución. Los argumentos sobre la inconstitucionalidad son abrumadores, pero, sobre todo, no se puede realizar esta mutación constitucional para consagrar la indignidad de comprar los votos para lograr la presidencia del Gobierno. Estos seis magistrados están solos frente a la doctrina, salvo alguna excepción de escaso nivel jurídico. Un día dejarán de formar parte del Alto Tribunal, pero en su conciencia quedará haber actuado como políticos y no como juristas. La Historia será muy dura con ellos, pero han elegido libremente participar de este brutal ataque al Estado de Derecho y la separación de poderes.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)